Redada lógica. Las 192 razones de Zapatero.
Rodríguez fue víctima de una redada lógica. Tardó en reaccionar, y cuando lo hizo, ya era muy tarde. Se había convertido en el Presidente de la nación.
En la primera rueda de prensa una periodista norteamericana intentaba, a como diera lugar, realizarle una pregunta al recién electo Presidente. Lo logró:
-El hecho de que un atentado terrorista logre cambiar el resultado de las elecciones ¿no supone eso una victoria para el terrorismo?
A lo que el presidente Rodríguez contestó que “estaba claro que los españoles querían cambio.”
En efecto, claro estaba. Pero ¿querían los españoles cambio antes del 11 de marzo? ¿Querían cambio después de saber que habían terroristas suicidas que viajaban –según el PSOE y la Cadena SER- en el los trenes de Cercanías? ¿Antes o después de las manifestaciones ilegales de la No Logo en el día de reflexión ante la cede del PP? ¿O tal vez en el día del golpe de Estado organizado por el partido gobernante para aplazar las elecciones? Seguro que fue cuando el Ministro del Interior mintió afirmando que el atentado era obra y gracia de ETA. Sin duda alguna, el plan perfecto. El PSOE había pactado con los nacionalistas catalanes, y estos a su vez, con líderes del grupo terrorista en Francia. Que ETA acabase de asesinar a cientos de madrileños inocentes iba a ser un golpe bajo para los socialistas.
La respuesta a la primera pregunta es de sentido común y no hay prueba más fiable que las encuestas realizadas por los distintos medios informativos que he tomado prestadas de Libertad Digital:
El ABC del 29 de febrero daba al PP el 44,2% de los votos (174-177 esc.), y al PSOE el 37,2% (133-139 esc.). Antena 3, por ejemplo, pocos días antes, daba al PP el 43,5% de los votos y al PSOE el 35,4%. El diario El Mundo del 8 de febrero daba al PP el 44,3% y el PSOE obtenía el 34,8%. Pero esa es la derecha, así que mejor acudir a medios de ideología más progresista:
La Vanguardia del 15 de febrero, diario catalanista y socialista por excelencia, daba al PP el 42,6% mientras que al PSOE sólo le dejaba un 36,5% de los votos. La Cadena SER, semanas antes de difundir que terroristas islámicos se habían inmolado en los trenes de Cercanías, daba al PP el 44,5% de los votos y al PSOE un 34%. Eso fue varias semanas antes de la masacre terrorista, pero el 8 de marzo, es decir, tres días antes de los atentados, el diario El Mundo publicaba su última encuesta previa al atentado y a las posteriores elecciones que se celebraban en menos de una semana. Los datos daban al PP el 42,3% de los votos y al PSOE el 37,6%. El día anterior El País daba el 42,8% al PP y el 37,2% al PSOE. La mañana del 11 de marzo todo sería confuso. En los días posteriores, todo sería mentira.
Durante los días 11, 12, y 13 de marzo, la Cadena SER y portavoces del PSOE se encargaron de transmitir activamente la última noticia: en los trenes de la muerte viajaban terroristas suicidas que se habían inmolado matando a cientos de inocentes. La encargada forense del IFEMA tuvo que instar, en rueda de prensa, que era rotundamente falso que entre las víctimas se encontrase algún terrorista suicida. No había indicios de que se hubiera producido un atentado de ese tipo. Para llegar a dicha conclusión los forenses tuvieron que ir pieza por pieza, suena duro pero fue exactamente así como lo hicieron, y en el momento de confirmar que no habían suicidas entre las víctimas ya la otra noticia había hecho eco en toda España.
Asimismo en el día de reflexión, o sea, el día previo a las elecciones generales, deciden organizar manifestaciones ilegales ante las cedes del PP. Citándose a través de mensajes de texto en teléfonos móviles, argumentando que si Urdaci acudía ese día a su trabajo, ellos tenían el pleno derecho de manifestarse en un día donde queda suspendido todo acto gubernativo, y que todo tipo de huelga o manifestación es ilegal, sobre todo si es de carácter político.
Urdaci, presentador del Telediario de TVE, fue acusado de manipular la información a favor del gobierno, convirtiéndose en un nuevo NO-DO losantino de influencia fascia, por no decir conservadora, ni mucho menos liberal.
Ahora bien, excluyendo por ejemplo al diario El País y a la Cadena SER, para el 11 de marzo se podía encontrar el izquierdismo más cínico en la misma televisión privada, en Telecinco para ser más preciso, cuyos informativos eran claramente partidarios del PSOE, siendo la cadena televisiva con mayor audiencia de todo el país, con una programación limitada, en su mayoría, a reality-shows y a todo lo relacionado con la llamada prensa rosa. Sus programas pueden alcanzar, y superar con creces, los tres millones de teleespectadores en una tarde. Entonces, el hecho de que programas como Crónicas Marcianas sea de izquierdas, critique de manera tangente al aquel entonces gobierno de la nación y sea claramente antiamericano ¿no influye en la toma de decisiones de los nuevos jóvenes votantes de ideología incierta, fácilmente manipulables en su mayoría? Estamos hablando de uno de los programas con mayor audiencia y que la mayor parte de sus espectadores son los más jóvenes del país. Irónicamente en las pasadas elecciones generales hubo dos millones de nuevos votantes y el PSOE ganó por una ventaja de dos millones de votos, lo que no significa que todos los jóvenes hubieran tirado a la izquierda ni mucho menos. Pero los medios de información son claramente decisivos e influyentes, y Telecinco puede influir más en un resultado electoral con su partidismo en horas de máxima audiencia, que otras cadenas públicas cuyo telediario no alcanza la audiencia de la gran cadena privada, excepto en los días de fútbol.
Las manifestaciones del 13 de marzo fueron anticonstitucionales y colaboraron en profundizar el caos que habían creado los malentendidos informativos del 11 y 12 de marzo y las mentiras que en plena era informativa daban la vuelta a España en tiempo real y se convertían en portada de los periódicos más sensacionalistas de Francia, aunque no del mundo. Además, dichas manifestaciones fueron televisadas por doquier, y así, en ese vaivén de sofismas pragmáticos, la nación se preparaba votar por un cambio, que ante el ansia de llegar de donde había salido casi una década atrás, dejando un claro ambiente turbulento, afirmaba ese día que, en efecto, el fin en ese caso, justificaba los medios. Y no quedaba nada más que brindar por la victoria, por hacer creer a la masa que los manipulados eran aquel día los manipuladores. Y el mundo entero era testigo de lo que estaba pasando.
Por otro lado, entre los asistentes a la tan aclamada manifestación de Madrid, estaba por ejemplo, Boris Isaguirre de Crónicas Marcianas, acompañado de una multitud de jóvenes universitarios, con carnet en la frente, cuya arma ideológica más significativa eran las banderas de la república que ondeaban con fuerzas necesarias para seguir ahí, en una calle que en ese momento debía estar vacía. Dos políticos socialistas defendieron el hecho de haberse manifestado argumentando que se encontraban en su derecho constitucional de hacer manifestación o huelga pública como ciudadanos españoles, sin importancia, por tanto, de que ese día estaba absolutamente prohibido. Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Unida o Izquierda Verde o lo que actualmente sea, admitió orgulloso que él había participado en el envío de mensajes que convocaba dichas reuniones. Y eso no fue, según ellos, manipulación alguna.
El director de Cine Pedro Almodóvar, se vio influido por la lógica Moore, es decir, fue partícipe de uno de los ataques a la razón más vergonzosos de los momentos posteriores al atentado.
Los artistas en España tienen una voz y un voto importantísimos ante la masa. Que en Europa ser cineasta, poeta o músico implica en cierto modo, en la mayoría de los casos, ser antiliberal, y por consiguiente antiamericano, es algo de dominio público y nadie lo pone en duda. No es así en todas partes, no es así en todo momento; somos a pesar de todo individuos, y nuestros gustos y querencias son claramente subjetivos. No por pertenecer al grupo de artistas de un país significa que ya de por sí se sea socialista, o lo mismo pero en un sentido más adverso, comunista. Pero en España casi todos los artistas, y sobre todos los relacionados con el cine y la televisión, lo son. Y no es algo que se tenga que ver necesariamente en las manifestaciones en contra de la intervención aliada en Irak, sino más bien en los mítines políticos de los partidos donde un gran número de artistas milita orgullosamente.
Almodóvar dijo que el PP había organizado un auto-golpe de Estado para cambiar la fecha de las elecciones ante una derrota asegurada. El PP optó por ponerle una querella si no retiraba sus acusaciones. Se vio obligado a pedir disculpas públicamente, argumentando que lo había hecho en broma y que entendía que eran momentos difíciles para el país.
En el momento de producirse el atentado toda España, o casi toda, estaba completamente convencida de que se trataba de un atentado de ETA, exceptuando a los líderes de la ilegalizada Batasuna, que seguramente ya habían mantenido contacto con terroristas vascos después del atentado y estos le habían reiterado que la carnicería de Madrid no era obra de ellos. Las razones por la que el gobierno mantenía dicha teoría eran claras, y en ese momento la posibilidad de que se tratase de terroristas islámicos, supuestamente entrenados por Al-Qaeda (ahora se sabe que no fue así) era mínima. ETA tuvo dos intentos fallidos de ataque, en la nochebuena del 2003 y en febrero del 2004, cuando la policía interceptó una camioneta con 500 kilos de explosivos. Recordemos que el 11 de marzo se usaron 150 kilos. Ambos atentados se iban a perpetrar en Madrid, el destino de uno de ellos era la estación de trenes de Chamartín. El grupo terrorista estaba moralmente derrotado y se sabía que el próximo atentado era cuestión de tiempo. Eso no lo es todo, el modus operandi era el de ETA: recordemos el caso de 2003 en que colocaron una mochila con una bomba en un tren TALGO y también la oportunidad en que se repartieron los folletos que ordenaban boicotear a RENFE. Además, por error, el gobierno fue informado de que el explosivo usado en Madrid era el mismo que desde siempre habían utilizado los etarras para cometer sus atentados terroristas. En la Comisión de Investigación se llegó a la conclusión que fue error de los mandos policiales. El Ministro del Interior hacia comparecencias ante los medios de comunicación constantemente, cada vez que llegaba alguna nueva información. El CNI se vio obligado a desclasificar los informes sobre la autoría del atentado donde se inculpaba a ETA, por las razones anteriormente citadas. Dichos documentos están en todas partes. Todo estaba claro. Cuando apareció la prueba que acentuaba la hipótesis del terrorismo islámico, el Ministro del Interior ordenó mantener ambas vías de investigación activas, informando a la nación todo el desarrollo de los hechos de manera constante. La única consecuencia que obtuvo a cambio fue una rebelión ideológica que anteponía el fanatismo, y que lo poco probable lo convertía en obvio, así fuera totalmente ilógico.
De ese modo, las elecciones, a pesar de todo, las ganó el terrorismo. Hay 192 razones por las que ahora tenemos un gobierno socialista, y la primera de ellas es la mentira de quienes van diciendo por ahí que la forma más lógica de luchar contra el terrorismo es a través de la igualdad de sexos… y el claro apaciguamiento ante los tiranos del mundo.
En la primera rueda de prensa una periodista norteamericana intentaba, a como diera lugar, realizarle una pregunta al recién electo Presidente. Lo logró:
-El hecho de que un atentado terrorista logre cambiar el resultado de las elecciones ¿no supone eso una victoria para el terrorismo?
A lo que el presidente Rodríguez contestó que “estaba claro que los españoles querían cambio.”
En efecto, claro estaba. Pero ¿querían los españoles cambio antes del 11 de marzo? ¿Querían cambio después de saber que habían terroristas suicidas que viajaban –según el PSOE y la Cadena SER- en el los trenes de Cercanías? ¿Antes o después de las manifestaciones ilegales de la No Logo en el día de reflexión ante la cede del PP? ¿O tal vez en el día del golpe de Estado organizado por el partido gobernante para aplazar las elecciones? Seguro que fue cuando el Ministro del Interior mintió afirmando que el atentado era obra y gracia de ETA. Sin duda alguna, el plan perfecto. El PSOE había pactado con los nacionalistas catalanes, y estos a su vez, con líderes del grupo terrorista en Francia. Que ETA acabase de asesinar a cientos de madrileños inocentes iba a ser un golpe bajo para los socialistas.
La respuesta a la primera pregunta es de sentido común y no hay prueba más fiable que las encuestas realizadas por los distintos medios informativos que he tomado prestadas de Libertad Digital:
El ABC del 29 de febrero daba al PP el 44,2% de los votos (174-177 esc.), y al PSOE el 37,2% (133-139 esc.). Antena 3, por ejemplo, pocos días antes, daba al PP el 43,5% de los votos y al PSOE el 35,4%. El diario El Mundo del 8 de febrero daba al PP el 44,3% y el PSOE obtenía el 34,8%. Pero esa es la derecha, así que mejor acudir a medios de ideología más progresista:
La Vanguardia del 15 de febrero, diario catalanista y socialista por excelencia, daba al PP el 42,6% mientras que al PSOE sólo le dejaba un 36,5% de los votos. La Cadena SER, semanas antes de difundir que terroristas islámicos se habían inmolado en los trenes de Cercanías, daba al PP el 44,5% de los votos y al PSOE un 34%. Eso fue varias semanas antes de la masacre terrorista, pero el 8 de marzo, es decir, tres días antes de los atentados, el diario El Mundo publicaba su última encuesta previa al atentado y a las posteriores elecciones que se celebraban en menos de una semana. Los datos daban al PP el 42,3% de los votos y al PSOE el 37,6%. El día anterior El País daba el 42,8% al PP y el 37,2% al PSOE. La mañana del 11 de marzo todo sería confuso. En los días posteriores, todo sería mentira.
Durante los días 11, 12, y 13 de marzo, la Cadena SER y portavoces del PSOE se encargaron de transmitir activamente la última noticia: en los trenes de la muerte viajaban terroristas suicidas que se habían inmolado matando a cientos de inocentes. La encargada forense del IFEMA tuvo que instar, en rueda de prensa, que era rotundamente falso que entre las víctimas se encontrase algún terrorista suicida. No había indicios de que se hubiera producido un atentado de ese tipo. Para llegar a dicha conclusión los forenses tuvieron que ir pieza por pieza, suena duro pero fue exactamente así como lo hicieron, y en el momento de confirmar que no habían suicidas entre las víctimas ya la otra noticia había hecho eco en toda España.
Asimismo en el día de reflexión, o sea, el día previo a las elecciones generales, deciden organizar manifestaciones ilegales ante las cedes del PP. Citándose a través de mensajes de texto en teléfonos móviles, argumentando que si Urdaci acudía ese día a su trabajo, ellos tenían el pleno derecho de manifestarse en un día donde queda suspendido todo acto gubernativo, y que todo tipo de huelga o manifestación es ilegal, sobre todo si es de carácter político.
Urdaci, presentador del Telediario de TVE, fue acusado de manipular la información a favor del gobierno, convirtiéndose en un nuevo NO-DO losantino de influencia fascia, por no decir conservadora, ni mucho menos liberal.
Ahora bien, excluyendo por ejemplo al diario El País y a la Cadena SER, para el 11 de marzo se podía encontrar el izquierdismo más cínico en la misma televisión privada, en Telecinco para ser más preciso, cuyos informativos eran claramente partidarios del PSOE, siendo la cadena televisiva con mayor audiencia de todo el país, con una programación limitada, en su mayoría, a reality-shows y a todo lo relacionado con la llamada prensa rosa. Sus programas pueden alcanzar, y superar con creces, los tres millones de teleespectadores en una tarde. Entonces, el hecho de que programas como Crónicas Marcianas sea de izquierdas, critique de manera tangente al aquel entonces gobierno de la nación y sea claramente antiamericano ¿no influye en la toma de decisiones de los nuevos jóvenes votantes de ideología incierta, fácilmente manipulables en su mayoría? Estamos hablando de uno de los programas con mayor audiencia y que la mayor parte de sus espectadores son los más jóvenes del país. Irónicamente en las pasadas elecciones generales hubo dos millones de nuevos votantes y el PSOE ganó por una ventaja de dos millones de votos, lo que no significa que todos los jóvenes hubieran tirado a la izquierda ni mucho menos. Pero los medios de información son claramente decisivos e influyentes, y Telecinco puede influir más en un resultado electoral con su partidismo en horas de máxima audiencia, que otras cadenas públicas cuyo telediario no alcanza la audiencia de la gran cadena privada, excepto en los días de fútbol.
Las manifestaciones del 13 de marzo fueron anticonstitucionales y colaboraron en profundizar el caos que habían creado los malentendidos informativos del 11 y 12 de marzo y las mentiras que en plena era informativa daban la vuelta a España en tiempo real y se convertían en portada de los periódicos más sensacionalistas de Francia, aunque no del mundo. Además, dichas manifestaciones fueron televisadas por doquier, y así, en ese vaivén de sofismas pragmáticos, la nación se preparaba votar por un cambio, que ante el ansia de llegar de donde había salido casi una década atrás, dejando un claro ambiente turbulento, afirmaba ese día que, en efecto, el fin en ese caso, justificaba los medios. Y no quedaba nada más que brindar por la victoria, por hacer creer a la masa que los manipulados eran aquel día los manipuladores. Y el mundo entero era testigo de lo que estaba pasando.
Por otro lado, entre los asistentes a la tan aclamada manifestación de Madrid, estaba por ejemplo, Boris Isaguirre de Crónicas Marcianas, acompañado de una multitud de jóvenes universitarios, con carnet en la frente, cuya arma ideológica más significativa eran las banderas de la república que ondeaban con fuerzas necesarias para seguir ahí, en una calle que en ese momento debía estar vacía. Dos políticos socialistas defendieron el hecho de haberse manifestado argumentando que se encontraban en su derecho constitucional de hacer manifestación o huelga pública como ciudadanos españoles, sin importancia, por tanto, de que ese día estaba absolutamente prohibido. Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Unida o Izquierda Verde o lo que actualmente sea, admitió orgulloso que él había participado en el envío de mensajes que convocaba dichas reuniones. Y eso no fue, según ellos, manipulación alguna.
El director de Cine Pedro Almodóvar, se vio influido por la lógica Moore, es decir, fue partícipe de uno de los ataques a la razón más vergonzosos de los momentos posteriores al atentado.
Los artistas en España tienen una voz y un voto importantísimos ante la masa. Que en Europa ser cineasta, poeta o músico implica en cierto modo, en la mayoría de los casos, ser antiliberal, y por consiguiente antiamericano, es algo de dominio público y nadie lo pone en duda. No es así en todas partes, no es así en todo momento; somos a pesar de todo individuos, y nuestros gustos y querencias son claramente subjetivos. No por pertenecer al grupo de artistas de un país significa que ya de por sí se sea socialista, o lo mismo pero en un sentido más adverso, comunista. Pero en España casi todos los artistas, y sobre todos los relacionados con el cine y la televisión, lo son. Y no es algo que se tenga que ver necesariamente en las manifestaciones en contra de la intervención aliada en Irak, sino más bien en los mítines políticos de los partidos donde un gran número de artistas milita orgullosamente.
Almodóvar dijo que el PP había organizado un auto-golpe de Estado para cambiar la fecha de las elecciones ante una derrota asegurada. El PP optó por ponerle una querella si no retiraba sus acusaciones. Se vio obligado a pedir disculpas públicamente, argumentando que lo había hecho en broma y que entendía que eran momentos difíciles para el país.
En el momento de producirse el atentado toda España, o casi toda, estaba completamente convencida de que se trataba de un atentado de ETA, exceptuando a los líderes de la ilegalizada Batasuna, que seguramente ya habían mantenido contacto con terroristas vascos después del atentado y estos le habían reiterado que la carnicería de Madrid no era obra de ellos. Las razones por la que el gobierno mantenía dicha teoría eran claras, y en ese momento la posibilidad de que se tratase de terroristas islámicos, supuestamente entrenados por Al-Qaeda (ahora se sabe que no fue así) era mínima. ETA tuvo dos intentos fallidos de ataque, en la nochebuena del 2003 y en febrero del 2004, cuando la policía interceptó una camioneta con 500 kilos de explosivos. Recordemos que el 11 de marzo se usaron 150 kilos. Ambos atentados se iban a perpetrar en Madrid, el destino de uno de ellos era la estación de trenes de Chamartín. El grupo terrorista estaba moralmente derrotado y se sabía que el próximo atentado era cuestión de tiempo. Eso no lo es todo, el modus operandi era el de ETA: recordemos el caso de 2003 en que colocaron una mochila con una bomba en un tren TALGO y también la oportunidad en que se repartieron los folletos que ordenaban boicotear a RENFE. Además, por error, el gobierno fue informado de que el explosivo usado en Madrid era el mismo que desde siempre habían utilizado los etarras para cometer sus atentados terroristas. En la Comisión de Investigación se llegó a la conclusión que fue error de los mandos policiales. El Ministro del Interior hacia comparecencias ante los medios de comunicación constantemente, cada vez que llegaba alguna nueva información. El CNI se vio obligado a desclasificar los informes sobre la autoría del atentado donde se inculpaba a ETA, por las razones anteriormente citadas. Dichos documentos están en todas partes. Todo estaba claro. Cuando apareció la prueba que acentuaba la hipótesis del terrorismo islámico, el Ministro del Interior ordenó mantener ambas vías de investigación activas, informando a la nación todo el desarrollo de los hechos de manera constante. La única consecuencia que obtuvo a cambio fue una rebelión ideológica que anteponía el fanatismo, y que lo poco probable lo convertía en obvio, así fuera totalmente ilógico.
De ese modo, las elecciones, a pesar de todo, las ganó el terrorismo. Hay 192 razones por las que ahora tenemos un gobierno socialista, y la primera de ellas es la mentira de quienes van diciendo por ahí que la forma más lógica de luchar contra el terrorismo es a través de la igualdad de sexos… y el claro apaciguamiento ante los tiranos del mundo.
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