Objetivismo sectario
Soy conciente de la imagen que tiene la sociedad liberal sobre la persona de Ayn Rand desde hace ya algunas décadas. Y a cualquier liberal, en sus inicios, sobre todo si es norteamericano, se le inculcará en un gran número de casos, la doctrina del llamado Objetivismo filosófico como base epistemológica. Este artículo será plenamente subjetivo y no pretendo fomentar, ni mucho menos, un anti-objetivismo. Creo en muchos de los postulados objetivistas, pero, a mi juicio, la filosofía de Rand tiende a convertirse en una filosofía incompleta, superficial y su mal uso por los herederos, actuales promotores de la doctrina, la convierte en un movimiento casi sectario y dogmático.
Una tendencia filosófica, pienso, no puede quedar atrapada en el núcleo de sus defensores, sin poder dar más de sí misma. Ninguna filosofía ha muerto por ser criticada. De hecho, las filosofías griegas que se criticaron por quienes, desde sus inicios, fueron seguidores de ellas, nunca perdieron su esencia doctrinaria y sirvieron como base para nuevas filosofías y religiones, siendo éstas incluso las que hoy subordinan nuestro modo de vida, el occidental. Muchos filósofos han sido críticos con sus propias filosofías, y con ello, han logrado crear sistemas para llegar al conocimiento de la realidad más precisos.
Una tendencia filosófica, pienso, no puede quedar atrapada en el núcleo de sus defensores, sin poder dar más de sí misma. Ninguna filosofía ha muerto por ser criticada. De hecho, las filosofías griegas que se criticaron por quienes, desde sus inicios, fueron seguidores de ellas, nunca perdieron su esencia doctrinaria y sirvieron como base para nuevas filosofías y religiones, siendo éstas incluso las que hoy subordinan nuestro modo de vida, el occidental. Muchos filósofos han sido críticos con sus propias filosofías, y con ello, han logrado crear sistemas para llegar al conocimiento de la realidad más precisos.
Por ejemplo y sin ir muy lejos, el Objetivismo de Ortega entra en contradicción con su posterior Perspectivismo y su Raciovitalismo. Ortega entendía, al igual que Rand, que había una única realidad, ajena a la persona, objetiva y empírica, pero que la persona tenía, como individuo, una interpretación subjetiva de esa realidad que viene determinada por sus circunstancias de vida y la cual podemos llegar a conocer a través de la suma de todas las realidades subjetivas: de todas las interpretaciones que tienen los individuos sobre el entorno en el que se desenvuelven.
Ayn Rand
Rand niega la existencia de la metafísica, por lo tanto, el Objetivismo sólo acepta una única realidad, que es el mundo exterior, totalmente ajeno a la persona, por lo que llegamos al conocimiento de la realidad a través de la simple observación del mundo. En este caso Rand hace una separación de lo que esa realidad es en sí y lo que cada individuo interpreta de dicha realidad. La realidad es lo que es, sin más, independientemente de lo que cada individuo experimente al percibirla. Además, el Objetivismo de Rand afirma que es necesaria la razón para entender como funciona dicha realidad objetiva. El hombre depende por completo de la razón, y, efectivamente, nos diferenciamos de los demás seres vivos porque tenemos capacidad de raciocinio. La razón ayuda a cada persona a llevar a cabo una efectiva toma de decisiones a lo largo de su vida, y esta capacidad nos convierte en dueños de nosotros mismos, de nuestras decisiones, de nuestro carácter y personalidad. La existencia de esta capacidad que desemboca en un profundo sentido del individualismo parte hacia otros supuestos que niegan la subordinación por cualquier fuerza exterior e independiente de la persona. Cada uno está capacitado a tomar sus propias decisiones mientras que éstas no afecten las libertades que tienen los demás individuos. Esto desemboca, a su vez, en el Laissez-Faire, porque es el único sistema moral, económico, social y cultural que no atenta contra las libertades de cada uno para tomar sus propias decisiones.
Las contradicciones del Objetivismo
Esta capacidad de tomar nuestras propias decisiones determina siempre la búsqueda de no violencia, de no atentar contra otras personas exceptuando el hecho de que estas otras personas hayan iniciado el uso de la fuerza contra uno: en este caso uno puede disponer de todos los medios necesarios para salvaguardar nuestra integridad física. Esto ha dado lugar a una reinterpretación del Objetivismo. Rand defendió, sin ir muy lejos, un apaciguamiento total con respecto al estado de la libertad en el resto del mundo. Esto es, podemos utilizar la fuerza para salvaguardar nuestra persona, siempre y cuando otro haya atentado contra nuestra integridad (esto me imagino que no engloba únicamente al individuo sino a la sociedad y su funcionamiento). Pero en el caso de que se ejerza el uso de la fuerza entre dos grupos ajenos a nosotros, no debemos intervenir. Esto significa, por ejemplo, que el Objetivismo que defendía Rand negaba la intervención norteamericana en la liberación de Europa de la tiranía Nazi, y de este mismo modo, Rand fue profundamente crítica con la intervención norteamericana en Vietnam. No debemos sacrificarnos, según ella, por exportar la libertad donde no existe. Este aislamiento supone, a mi juicio, un error en la concepción histórica: si la Alemania Nazi se hubiera hecho con el mando de Europa entera, esto habría afectado, muy probablemente, a los Estados Unidos, empezando por su economía.
Dos de los sistemas económicos más socialistas en Europa durante la primera mitad del siglo XX fueron los de Hilter y Mussolini. No quiero hacer psicohistoria ni suposiciones de lo que habría ocurrido ante una victoria del Eje, al menos en Europa. Pero son muchas las características y las circunstancias que me hacen creer que no habría supuesto ningún beneficio para América, ni muchísimo menos. Sino que las consecuencias, para la nación estadounidense, habrían sido colosalmente negativas en todos los aspectos, empezando, como dije, por el económico. La Guerra fría, asimismo, se caracterizó porque las tensiones entre los dos bloques nunca llegaron a más. Pero, de haberse producido la guerra como tal, los satélites soviéticos habrían actuado contra la integridad de los norteamericanos. Y la prueba empírica de ello más característica fue la actitud de Fidel Castro durante la crisis de los misiles de Cuba. Por eso EE.UU. intervino, incluso en América Latina, en varios países donde se habían impuesto sistemas totalitarios simpatizantes a la dictadura comunista de la URSS.
En este sentido no es la moral la que toma riendas en el asunto: son las libertades individuales. De hecho, para este artículo, sólo actúo bajo los dictámenes de las libertades individuales. Pero en el caso de que, además, tuviéramos que acoplar el concepto de moral a la idea de exportar la libertad donde no existe, sobre todo la idea de moral que concurre en Norteamérica, que se basa, ante todo, en la idea de libertad, el Objetivismo se quedaría de nuevo vacío de argumentos, sobre todo si quiere hacer apología de sí mismo como una filosofía para vivir en la tierra, en el mundo. Yo no puedo considerar que el mundo sea un lugar libre mientras haya en él territorios donde la libertad de la persona no se respeta, quedándonos los demás, como se dice, de brazos cruzados. Aquí poco tienen que ver las costumbres culturales. Es compartido por una gran mayoría, incluyéndome, que las costumbres históricas de cada lugar no sirven como argumento para violar las libertades y los derechos. Si esto fuera así no existiría, por ejemplo, una Shirin Ebadi en Irán, o una Shahida en Afganistán. No habría cubanos en Miami, ni venezolanos, sin ir muy lejos y en lo personal, viviendo en España.
John Locke y Ayn Rand atribuyeron nuestra capacidad de comercio y nuestro interés de beneficio individual a que somos seres egoístas. David Hume y Adam Smith lo limitaron sin embargo al hecho de que somos seres sociables por naturaleza: la invención de las lenguas a lo largo de la historia de la civilización se acopla a la teoría de Smith y Hume.
El sectarismo en el Objetivismo
El sectarismo, que es otra de las contradicciones de los objetivistas, no es posterior a la muerte de Rand. La asociación de la idea de secta a la escuela objetivista puede parecer a primera mano un término peyorativo, (como lo es el término “randroid”, utilizado, sobre todo, en Estados Unidos por críticos sensacionalistas de la doctrina de Rand).
La idea de sectarismo, al contrario, viene impuesta por la actitud que asumieron los seguidores de la doctrina randiana y del Objetivismo en el momento de más auge de esta filosofía. El grupo se fue cerrando a la crítica y sólo seguían los dictámenes que había impuesto el pensamiento de Rand. Algo que contradice por completo la idea de libertad, apertura al mundo y vitalidad que mostraba Rand en sus novelas y ensayos.
De hecho, el actual Instituto Ludwig von Mises no hace mención alguna a Ayn Rand ni a su pensamiento en ningún momento. Esta fue una de las primeras, y más importantes, rupturas del movimiento sectario con un antiguo seguidor, en este caso el afamado economista austriaco von Mises.
Al producirse la muerte de Rand, la escuela objetivista pasó a nuevas manos y la idea previa de apaciguamiento exterior -que ya expliqué- fue desapareciendo por completo, naciendo, paradójicamente, dentro del grupo, la defensa total del intervencionismo militar en donde fuera necesario, haciendo uso de la fuerza contra otros individuos, siempre en defensa de los postulados que nombré anteriormente. Esto supone el cambio más importante que han asumido los defensores del Objetivismo, separándose por completo del pensamiento de Rand al respecto y reescribiendo un capítulo del movimiento filosófico objetivista. Asimismo, lamentablemente, el sectarismo no ha desaparecido, de hecho en sitios como Capitalism.org, The Intellectual Activist, Capitalism Magazine o The American Individualist sus miembros militan un Objetivismo absoluto, mostrándose favorables y defendiendo constantemente la política exterior del Presidente Bush, cuestión que Rand muy probablemente no habría hecho. También excelentes artistas como los dibujantes John Cox y Allen Forkum, republicanos y defensores de la guerra a la barbarie terrorista se declaran objetivistas, así como un grupo de pintores norteamericanos, cuya obra artística, casi en su totalidad, es un tributo a la filósofa rusa.
Mientras que esto ocurre, los españoles nos debatimos entre el sí y el no de la necesidad de la filosofía. A diferencia del presidente del gobierno de España, yo creo que quien no sabe de filosofía navega a ciegas por el mundo del conocimiento, hacia la ignorancia. Una idea muy atractiva para los seguidores de lo imposible. Sobre todo porque en España, desde hace un año, el fin justifica los medios. Y la ignorancia justifica el voto socialista. Pero en eso consiste el juego, lamentablemente.
Ayn Rand
Rand niega la existencia de la metafísica, por lo tanto, el Objetivismo sólo acepta una única realidad, que es el mundo exterior, totalmente ajeno a la persona, por lo que llegamos al conocimiento de la realidad a través de la simple observación del mundo. En este caso Rand hace una separación de lo que esa realidad es en sí y lo que cada individuo interpreta de dicha realidad. La realidad es lo que es, sin más, independientemente de lo que cada individuo experimente al percibirla. Además, el Objetivismo de Rand afirma que es necesaria la razón para entender como funciona dicha realidad objetiva. El hombre depende por completo de la razón, y, efectivamente, nos diferenciamos de los demás seres vivos porque tenemos capacidad de raciocinio. La razón ayuda a cada persona a llevar a cabo una efectiva toma de decisiones a lo largo de su vida, y esta capacidad nos convierte en dueños de nosotros mismos, de nuestras decisiones, de nuestro carácter y personalidad. La existencia de esta capacidad que desemboca en un profundo sentido del individualismo parte hacia otros supuestos que niegan la subordinación por cualquier fuerza exterior e independiente de la persona. Cada uno está capacitado a tomar sus propias decisiones mientras que éstas no afecten las libertades que tienen los demás individuos. Esto desemboca, a su vez, en el Laissez-Faire, porque es el único sistema moral, económico, social y cultural que no atenta contra las libertades de cada uno para tomar sus propias decisiones.
Las contradicciones del Objetivismo
Esta capacidad de tomar nuestras propias decisiones determina siempre la búsqueda de no violencia, de no atentar contra otras personas exceptuando el hecho de que estas otras personas hayan iniciado el uso de la fuerza contra uno: en este caso uno puede disponer de todos los medios necesarios para salvaguardar nuestra integridad física. Esto ha dado lugar a una reinterpretación del Objetivismo. Rand defendió, sin ir muy lejos, un apaciguamiento total con respecto al estado de la libertad en el resto del mundo. Esto es, podemos utilizar la fuerza para salvaguardar nuestra persona, siempre y cuando otro haya atentado contra nuestra integridad (esto me imagino que no engloba únicamente al individuo sino a la sociedad y su funcionamiento). Pero en el caso de que se ejerza el uso de la fuerza entre dos grupos ajenos a nosotros, no debemos intervenir. Esto significa, por ejemplo, que el Objetivismo que defendía Rand negaba la intervención norteamericana en la liberación de Europa de la tiranía Nazi, y de este mismo modo, Rand fue profundamente crítica con la intervención norteamericana en Vietnam. No debemos sacrificarnos, según ella, por exportar la libertad donde no existe. Este aislamiento supone, a mi juicio, un error en la concepción histórica: si la Alemania Nazi se hubiera hecho con el mando de Europa entera, esto habría afectado, muy probablemente, a los Estados Unidos, empezando por su economía.
Dos de los sistemas económicos más socialistas en Europa durante la primera mitad del siglo XX fueron los de Hilter y Mussolini. No quiero hacer psicohistoria ni suposiciones de lo que habría ocurrido ante una victoria del Eje, al menos en Europa. Pero son muchas las características y las circunstancias que me hacen creer que no habría supuesto ningún beneficio para América, ni muchísimo menos. Sino que las consecuencias, para la nación estadounidense, habrían sido colosalmente negativas en todos los aspectos, empezando, como dije, por el económico. La Guerra fría, asimismo, se caracterizó porque las tensiones entre los dos bloques nunca llegaron a más. Pero, de haberse producido la guerra como tal, los satélites soviéticos habrían actuado contra la integridad de los norteamericanos. Y la prueba empírica de ello más característica fue la actitud de Fidel Castro durante la crisis de los misiles de Cuba. Por eso EE.UU. intervino, incluso en América Latina, en varios países donde se habían impuesto sistemas totalitarios simpatizantes a la dictadura comunista de la URSS.
En este sentido no es la moral la que toma riendas en el asunto: son las libertades individuales. De hecho, para este artículo, sólo actúo bajo los dictámenes de las libertades individuales. Pero en el caso de que, además, tuviéramos que acoplar el concepto de moral a la idea de exportar la libertad donde no existe, sobre todo la idea de moral que concurre en Norteamérica, que se basa, ante todo, en la idea de libertad, el Objetivismo se quedaría de nuevo vacío de argumentos, sobre todo si quiere hacer apología de sí mismo como una filosofía para vivir en la tierra, en el mundo. Yo no puedo considerar que el mundo sea un lugar libre mientras haya en él territorios donde la libertad de la persona no se respeta, quedándonos los demás, como se dice, de brazos cruzados. Aquí poco tienen que ver las costumbres culturales. Es compartido por una gran mayoría, incluyéndome, que las costumbres históricas de cada lugar no sirven como argumento para violar las libertades y los derechos. Si esto fuera así no existiría, por ejemplo, una Shirin Ebadi en Irán, o una Shahida en Afganistán. No habría cubanos en Miami, ni venezolanos, sin ir muy lejos y en lo personal, viviendo en España.
John Locke y Ayn Rand atribuyeron nuestra capacidad de comercio y nuestro interés de beneficio individual a que somos seres egoístas. David Hume y Adam Smith lo limitaron sin embargo al hecho de que somos seres sociables por naturaleza: la invención de las lenguas a lo largo de la historia de la civilización se acopla a la teoría de Smith y Hume.
El sectarismo en el Objetivismo
El sectarismo, que es otra de las contradicciones de los objetivistas, no es posterior a la muerte de Rand. La asociación de la idea de secta a la escuela objetivista puede parecer a primera mano un término peyorativo, (como lo es el término “randroid”, utilizado, sobre todo, en Estados Unidos por críticos sensacionalistas de la doctrina de Rand).
La idea de sectarismo, al contrario, viene impuesta por la actitud que asumieron los seguidores de la doctrina randiana y del Objetivismo en el momento de más auge de esta filosofía. El grupo se fue cerrando a la crítica y sólo seguían los dictámenes que había impuesto el pensamiento de Rand. Algo que contradice por completo la idea de libertad, apertura al mundo y vitalidad que mostraba Rand en sus novelas y ensayos.
De hecho, el actual Instituto Ludwig von Mises no hace mención alguna a Ayn Rand ni a su pensamiento en ningún momento. Esta fue una de las primeras, y más importantes, rupturas del movimiento sectario con un antiguo seguidor, en este caso el afamado economista austriaco von Mises.
Al producirse la muerte de Rand, la escuela objetivista pasó a nuevas manos y la idea previa de apaciguamiento exterior -que ya expliqué- fue desapareciendo por completo, naciendo, paradójicamente, dentro del grupo, la defensa total del intervencionismo militar en donde fuera necesario, haciendo uso de la fuerza contra otros individuos, siempre en defensa de los postulados que nombré anteriormente. Esto supone el cambio más importante que han asumido los defensores del Objetivismo, separándose por completo del pensamiento de Rand al respecto y reescribiendo un capítulo del movimiento filosófico objetivista. Asimismo, lamentablemente, el sectarismo no ha desaparecido, de hecho en sitios como Capitalism.org, The Intellectual Activist, Capitalism Magazine o The American Individualist sus miembros militan un Objetivismo absoluto, mostrándose favorables y defendiendo constantemente la política exterior del Presidente Bush, cuestión que Rand muy probablemente no habría hecho. También excelentes artistas como los dibujantes John Cox y Allen Forkum, republicanos y defensores de la guerra a la barbarie terrorista se declaran objetivistas, así como un grupo de pintores norteamericanos, cuya obra artística, casi en su totalidad, es un tributo a la filósofa rusa.
Mientras que esto ocurre, los españoles nos debatimos entre el sí y el no de la necesidad de la filosofía. A diferencia del presidente del gobierno de España, yo creo que quien no sabe de filosofía navega a ciegas por el mundo del conocimiento, hacia la ignorancia. Una idea muy atractiva para los seguidores de lo imposible. Sobre todo porque en España, desde hace un año, el fin justifica los medios. Y la ignorancia justifica el voto socialista. Pero en eso consiste el juego, lamentablemente.