____ ____ ____ ____ ____ Oliver Laufer: November 2004

Tuesday, November 23, 2004

Chávez, el timócrata

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En ocasiones es cierto. Esta imagen muestra la realidad venezolana, el día a día de una nación que ya no vive libre y ya no vive segura. De un pueblo que dejó de vivir hace años para empezar a sobrevivir de la realidad urbana, del analfabetismo y la pobreza más pura en el gran gigante de los pies de barro.

El 4 de febrero de 1992 la mayoría de los venezolanos que encendieron la televisión por la mañana vieron a un desconocido Comandante Chávez, representante del también desconocido Movimiento Revolucionario Bolivariano, pidiendo a las masas que salieran a las calles. Poco tiempo más tarde lo escuchábamos decir que «por ahora nuestros objetivos no fueron logrados en la ciudad. Es decir, nosotros no logramos controlar el poder.» Y esas eran palabras de Chávez dándose por vencido en un golpe contra la democracia venezolana, y digo democracia, a pesar de todo.

Una década más tarde lo veríamos hablando del café venezolano por la noche, todos los días, durante varias horas, en sus cadenas televisivas; lo veríamos con un silbato echando a los trabajadores de PDVSA; diciéndole a su mujer Maria Isabel “que esa noche le tocaba lo suyo”, cuando lo que realmente le tocaba era hospitalizarse por malos tratos; o cantando que él no era “monedita de oro para gustarle a todo el mundo”. Y no se trataba precisamente del show de Chávez y compañía, ni siquiera un guiñol del plus, porque ni los guiñoles caían tan bajo. Era el Presidente de la República venezolana, y posteriormente, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, elegido democráticamente por el pueblo, reelegido por el pueblo, y aprobado por el pueblo.

Sólo pasó dos años en prisión. Caldera lo indultaría al hacerse con la presidencia. Era el caos político: un ex-presidente de Venezuela en arresto domiliciario; el siguiente indultaría a un golpista, y el golpista se convertiría en Presidente, ganando unas elecciones con la mayoría absoluta.

De Chávez hay mucho que decir. Su figura es, en cierta medida, quijotesca, o grotesca. Es un auténtico personaje. Hablaré un poco, sólo un poco, de las labores gubernamentales de don Hugo. Muy resumidamente.

Teorías keynesianas inconscientes.

Y digo inconscientes porque el intervencionismo es relativo e independiente al enriquecimiento lucrativo del señor de los tres poderes. Depende -dicen o eso parece- de la demanda agregada, en principio, luego arremeten contra los pequeños empresarios en pro de la lucha de clases. En Venezuela hay al menos dos millones de parados. Dos millones de una población activa de casi 10 millones de individuos, frente los 24 millones de personas que conforman la población total, asimismo hay 5 millones de personas dentro de lo que en España llamaríamos empleo precario, que en Venezuela es realmente precario. Un año antes de que Chávez asumiera el poder, el desempleo rozaba el 11% de la población activa. La cifra se duplicó desde 1998 a nuestros días. Hoy el desempleo es del 25% de 10 millones de personas.

El sueldo mínimo en 2000 era de unos 170.000 bolívares. La contraofensiva chavista consistió en aumentar el sueldo mínimo progresivamente durante los últimos años a casi 300.000 bolívares, prohibiendo, a su vez, la reducción de plantillas laborales en las empresas pequeñas y logrando así el quiebre de cientos de pequeños negocios individuales. Entre otros factores está el miedo a la inversión nacional tanto fuera como dentro del país. La inflación que ha devaluado la moneda cerca de un 15%, sólo en los últimos meses: 100 bolivares equivalía a 1 dólar americano en 1994; actualmente se divide en dos: Bolivar del mercado negro, en los que 3400 bolívares equivalen a un dolar americano y el oficial, al cual es muy difícil acceder y es neceario un papeleo previo y preferiblemente ser chavista, en el que el dólar cuesta 2100 bolívares. La deuda pública y la deuda internacional, a pesar de tratarse del quinto país exportador de petróleo, siguen creciendo.

Cifras de guerra.

En Venezuela mueren asesinadas cada año más personas que en Irak durante la intervención aliada y los meses posteriores.

En 2003, por ejemplo, hubo exactamente 11.330 asesinatos a nivel nacional. O sea, 31 homicidios al día; uno cada 1,3 horas. Desde la llegada de Chávez los asesinatos han aumentado más de un 50%, lo podemos ver al percatarnos de que en 1998 hubo sólo 4.480 asesinatos en todo el país. Cifra que ha ido aumentando en casi mil muertos más por año desde la toma de poder de Chávez. Para ser más preciso, desde 1999 hasta hoy han muerto asesinadas unas 50.000 personas en Venezuela.

Los secuestros, que se han puesto de moda, alcanzaron los 296 en 2003, cuando en 1998 la cifra fue de 57 secuestros. Es decir, que cuando Chávez asumió el poder los secuestros crecieron casi un 150% más que en los tiempos de Caldera.

Cifra escandalosa la del robo de coches. 36.033 robos en 2003, frente a los 14.424 de 1998.

Se habla de la inseguridad iraquí por parte de los progresistas europeos o antiamericanos, que no europeos, pero olvidan nombrar a los muertos de Venezuela. Por ejemplo, la muerte de José Couso, periodista de Telecinco, tras ser víctima del daño colateral de una guerra, ha abierto una brecha de enemistad y hostilidades con la diplomacia norteamericana. Los partidos socialistas y comunistas se manifestaron en contra de tan vil acto planificado y concebido por los más altos intereses de los Estados Unidos.

Pero no he visto nunca a ninguno de los representantes de los partidos apaciguadores españoles o a la muchedumbre que profetizó Ortega, exigir, ni siquiera hablar, sobre el homicidio de José Manuel Vilas, el gallego asesinado por los francotiradores chavistas. El único testigo de lo sucedido afirma que fue un miembro de la policía militar venezolana el que mató a José Manuel. Pero hasta ahí llegó la cuestión. No era un periodista de Telecinco, ni el hijo de Anguita, ni una víctima del conflicto haitiano, y antes que nada, no fue un estadounidense el que le mató. José Manuel sólo fue un ciudadano español, como los miles que emigraron a Venezuela en la posguerra, que exigía democracia y libertad. No menos que eso. Lo pagó con la muerte y nadie dijo nada.

Diplomacia venezolana.

Bush –decía Chávez- te voy a ver fuera porque tú te vas, y yo no, yo me quedo. Esas eran palabras previas a las elecciones estadounidenses y al referéndum revocatorio venezolano. Lo más violento de la política exterior chavista fue su visita antes de la intervención aliada en Irak, a Saddam Husseín, a quien llegó a conocer cruzando afanosamente la frontera en un Jeep militar para luego fundirse con él en un fuerte abrazo revolucionario.

Pero no podía ser sino Fidel Castro su principal aliado. Mientras que las niñas de La Habana se prostituyen a los 13 años y los niños venezolanos se matan entre ellos en los ranchitos de la periferia venezolana, los dos líderes dedican su vida a tarifarse con la democracia norteamericana, con la burguesía de “wachinton” tan odiada por Chávez; con los miles de europeos, españoles, italianos y portugueses que emigraron a Venezuela; o con los defensores del peyorativamente llamado neoliberalismo salvaje cuyo único anhelo es el de aplastar a la clase baja venezolana, -al 70% de la población venezolana.
Venezuela vive el culebrón político de todos los días, degenerado por años de corrupción adeca y machacado por el nunca llamado socialismo chavista.

Y los que aman la libertad no son sino escuálidos oligarcas, neoliberales gallegos. Es sin duda alguna, el Show de Hugo, la vívida discordia, la venganza y el resentimiento concentrados en un ex militar que condena la guerra al terrorismo pero guarnece etarras dentro de sus fronteras; que aboga por la democracia cuando fue él quien intentó hacerse con el poder en un Golpe de Estado fallido. El elegido democráticamente, como Hitler en 1934, el apresado por dos años, como Hitler y por las mismas razones. ¿Hablamos de ironía? ¿No le gusta acaso a los discípulos de Naomi Klein condenar la sangre por el petróleo, la tiranía, la pobreza, la muerte y el hambre? Chávez es la prueba empírica de ello; es el padre de la miseria, el timócrata, el patriarca del despotismo político, el promulgador de la guerra censurada entre las masas de los cada día más hambrientos y pobres contra el Logos del salvajismo occidental.

Friday, November 19, 2004

Nessum Dorma, moral y ética

Lejos de radicalizarme, porque me he paseado un poco por el tema, voy a reflexionar algo sobre lo que he visto.

El liberalismo económico, ya lo dije antes, se sustenta en la realidad pura, o la que percibimos como la más última del contexto económico. Es algo que no se pone en duda, no dentro del entorno liberal, y quienes lo ponen en duda son todo menos racionales. La libertad tiene un funcionamiento científico amplísimo pero simple, y mientras queramos mejorar nuestra situación, colaboraremos incondicionalmente a mejorar la de los demás.

Ahora bien, el problema de la moral, si se le puede llamar problema, radica en que esta es subjetiva. Me refiero a que es subjetiva en cuanto al individuo, habiendo luego en la sociedad, una línea ética, por decirlo de algún modo, que equilibra lo que cada uno de los individuos entienden por acto moralmente correcto dentro de un mismo conjunto. Esa premisa simplemente colabora en teorizar que somos individuos con querencias, ideas y ambiciones completamente diferentes a las de los demás, y da a entender que es necesaria una tolerancia moral para todos los individuos, pero no para todos los casos.

Que unos entiendan por correcto lo que otros no, es completamente inevitable. Se puede, si al caso vamos, forzar a un individuo a que actúe de una manera determinada. En el ámbito moral, las personas, ya de por sí, sin ser forzadas a ello, captan lo que es correcto en la sociedad y actúan dentro de ese entorno para ser aceptadas en la misma. Lo que no se puede evitar es que haya alteraciones de lo que todos entendemos por correcto por parte de algunos individuos hostiles. He ahí la necesidad de ley y justicia. He ahí también, la necesidad de un Estado que observe e intervenga unicamente cuando sea necesario hacerlo. Los que niegan la propiedad privada (y también la estatal) se ven envueltos en un problema complejo, porque pueden entrar en conflictos y desorganización por cualquier mínimo percance, por ejemplo, el simple hecho de que dos personas, quieran habitar lo que se llamaría en este caso hábitat individual o espacio personal, etc, sin que esta propiedad pertenezca a ninguna persona; más precisamente, sin que esta propiedad pertenezca a alguien, o como quieren hacernos creer: que en esta doctrina la inexistente propiedad pertenece a todos. Si no existe la propiedad, no se puede convivir. Ese es uno de los primeros tópicos que debemos captar, y es imposible evitarlo. Tal vez el anarquismo sólo funcione en una pequeña comarca o aldea de veinte habitantes, pero incluso ahí habría conflictos. El anarcocapitalismo es actualmente inviable. En ficción sería interesante que en mil años, o en menos, funcione. Podrá ocurrir cuando hayamos evolucionado hasta convertirnos en seres perfectos que han acabado con los prejuicios y desbarajustes del subjetivismo ético del individuo. Pero es importante, por ahora, una organización y un control en los temas estrictamente necesarios por parte de un líder democrático. Así es en todos los casos. En todos los casos en los que no hay un tirano por medio.

Bakunin decía "que para hacer el bien debíamos concebirlo y amarlo, y no estar forzados a ello". En una sociedad racional donde se aplica la lógica, en una sociedad liberal, únicamente estamos forzados a no hacer el mal a los demás individuos y al entorno, porque hacer el mal es afectar a terceras personas. Los liberales creemos en la libertad individual, la recalcamos y la defendemos con todo el anhelo existente; pero por hacer el mal se entiende afectar a terceros, y eso sobrepasa las libertades del individuo, porque sobrepasa a la persona, y priva a otros de sus libertades y derechos limitando a su persona, y un individuo nunca, según los objetivistas o cualquiera que aplique un poco de lógica, puede hacer el uso de la fuerza contra otro, si no es para la autodefensa o la ayuda del prójimo. Nos invita a plantearnos incluso la moralidad de la guerra y hasta qué punto un conflicto bélico es moralmente correcto y hasta cuál no lo es.

La premisa de Bakunin también entra conflicto consigo en otros puntos. Según él, su utopía nos dice que no estamos forzados a hacer el bien. Ahora, tampoco nombra el mal, por lo que tampoco estaríamos forzados a hacerlo, o eso da a entender ya que no lo profundiza. Entonces, el que hace el mal en un sistema anarquista en la mayoría de los casos tiene que pagar sus actos, así sea a través de la venganza personal o a través de cualquier comportamiento primitivo animal que este sistema nos haría cometer, y eso sería, en cierto modo y dependiendo del caso, una forma de llevar la justicia ante un hecho determinado, y para entender la justicia son necesarias las leyes. Simplifico: para globalizar la justicia y hacerla compatible a todos, son necesarias las leyes, y éstas dependen de la moral, pero no de la moral del sujeto sino la moral global de nuestra sociedad, de esa línea ética que equilibra todo lo que cada individuo entiende por correcto. ¿Y qué pasa con los individuos hostiles que entienden por bien algo completamente distinto a los demás miembros del entorno o que simplemente no desean hacer el bien? Los que no hacen el bien, o sea, quienes hacen el mal, serían forzados por otros a hacer el bien. O es una opción o la otra, no hay una tercera vía, porque la tercera vía es la avenencia entre el bien y el mal, y eso impide que exista la convivencia. Hay quienes violarían las leyes, lo que unos entienden por leyes porque en este sistema no existen las leyes. Pero sí existen, al fin y al cabo, quienes violarían la línea ética a la que todos estamos sometidos por acuerdo casi absoluto, y entre el bien y el mal, como dijo Aristóteles, no existe el equilibrio. Y si no hay equilibrio, el sistema anarquista es absolutamente inviable y no puede, por más que se quiera, funcionar bajo el modo de vida humano.

Ahora, hay también quienes defienden el anarco-comunismo, y ese ya es el punto más absurdo de la concepción política humana, porque se entra en el más puro e irónico principio de contradicción. No se puede creer en la libertad utópica más lejana y, a su vez, en el absolutismo igualitario incondicional. Son términos completamente opuestos, y quien sea lo suficientemente absurdo para defenderlos, debe al menos hacerlo con uno y no con ambos. Aunque saber que existen individuos que defienden paralelamente, o más bien mezclan ambas doctrinas, nos permite ver lo subjetiva e irracional que puede llegar a ser la mente de los antiliberales.

Más irónico aún es que cuando mezclamos alguna de estas dos utopías doctrinarias con el liberalismo económico, no hay tanto conflicto entre el polo extremo y nuestra doctrina, porque existe un equilibrio, imperfecto claro está, ya que el liberalismo tiene su propio punto medio, pero no menos caótico que la imperfección absoluta del anarquismo puro o el comunismo puro, o la ilógica mezcla de ambos. Que haya quienes creen en el anarcocapitalismo o en la socialdemocracia keynesiana ya es otra cosa según algunos ojos, de hecho la socialdemocracia es una reacción evolutiva del marxismo al liberalismo, que por ahora se ha quedado a medias, en otra oportunidad hablaré de esto. Los fallos de la socialdemocracia ya se han demostrado porque se ha puesto en práctica. Esta conlleva a la supresión de ciertas libertades y eso impide que las sociedades avancen. Pero en ello no voy a profundizar ahora. Por el momento esto me es suficiente, luego intentaré hablar de la ética interior del liberalismo moral, que era de lo que en principio iba a escribir, pero me desvié en algo. Que ironía.

Saturday, November 13, 2004

Arafat, el terrorista de Estocolmo

Se dice que las posibilidades de que Imad Mughniyah esté aliado con Osama Bin Laden son muy elevadas, de hecho, no hay mucha diferencia entre ambos terroristas. Mughniyah había pertenecido a la fuerza 17 de Yasir Arafat desde los 15 años, después se había unido a la OJI, terrorismo de la Jihad, para hacerse famoso con dos de los atentados más sanguinarios contra intereses norteamericanos previos al 11 de septiembre; uno el 18 de abril de 1983, cuando estalla un artefacto en la embajada de Estados Unidos en Beirut matando a 60 personas, y otro posterior, el 23 de octubre del mismo año, en el que asesinan a 241 marines norteamericanos y 58 paracaidistas franceses en un mismo atentado suicida.

La gente ignora, o pasa por alto, que Arafat fue fundamentalista islámico, terrorista y asesino. Su nombre real era Muhammad Abd-al-Rauf Arafat al-Qudwa. Uno de los Qudwa, muftu de Jerusalén, se había hecho famoso por colaborar con Adolf Hitler durante la segunda guerra mundial. Yasir fue teniente del ejército egipcio y ahí se unió, primeramente, a los Hermanos Musulmanes de Egipto, por lo que fue arrestado en dos ocasiones y se le expulsó del país. En Kuwait fundó la Fatah, iniciando sus ataques a Israel en 1965. Abdul Nasser, aquel entonces presidente de Egipto, dijo que Arafat estuvo más interesado en asesinarle que en la liberación de Palestina.

Arafat dio orden a Abu Jihad, quien era su principal ayudante, para que todos los creyentes del Fatah se unieran en una única organización llamada Comité del 77. Ahí comenzó el reclutamiento de jóvenes estudiantes, en su mayoría menores, para cometer los atentados terroristas.
En 1972, Jomeini y Arafat firmaron un acuerdo en Najaf, Irak, para que los luchadores islámicos se entrenaran en los campos del Fatah en Líbano. Todos los líderes de la revolución iraní de 1979 pasaron por estos campos.

Arafat empezó a ofrecer un apoyo importante a los Hermanos Musulmanes de Siria. Lo que hizo que el presidente sirio quisiera vengarse; fue expulsado de Siria y se estableció en Líbano. Fue ahí, en 1983, cuando los sirios intentaron matarle mientras que los franceses y los griegos lo salvaban en un espectacular rescate militar.

Arafat cedió un sunnita libanés a Irán para que asesinara en París al ex primer ministro iraní, Bakhtiar, quien vivía refugiado en la capital francesa. La operación salió mal y el sunnita fue capturado y condenado a cadena perpetua, gracias a esta detención se descubrió que Arafat tenía una red terrorista funcionando en París y se hacía obvio que había puesto su red terrorista mundial al servicio de Irán.

Fue la Jihad la que mató a 18 personas en Madrid en 1985, en un atentado olvidado por todos, que se saldó con más de 80 heridos. Arafat, además, aceptó colaborar en el secuestro del vuelo 422 de las Líneas Aéreas Kuwaitíes en 1988. También apoyó publicamente a Saddam Husseín en la invasión de Kuwait.

Pero fue el acuerdo que hizo en Washington por presión norteamericana, y aparentemente no todo lo que acabo de nombrar, lo que hizo que el terrorista y líder palestino se hiciera con el premio Nobel de la Paz de 1994. Premio que no impidió que durante la última década siguiera matando.

Y hoy millones lloran la muerte del líder palestino. Su cuerpo le da la vuelta al mundo y las distintas naciones se muestran en duelo. Francia le hace una despedida militar, por haber matado a 58 de sus soldados. Es un día triste para todos. Ha muerto el enemigo de la realpolitik semita, el hombre que soñó con una Palestina unida. El asesino de los niños de Israel.

Monday, November 08, 2004

La guerra de Francia

Que ironía, esto es único. Hay algo que no podré olvidar jamás, y es la imagen de Chirac, cuando era Primer Ministro, vendiendo al régimen dictatorial de Husseín los 133 cazas Mirage F1, con un millón de dólares de descuento por unidad, con los que, posiblemente después, arrojaría su armamento químico contra los kurdos, matando en una mañana a cerca de 3.000 niños que se preparaban para ir a la escuela y a sus correspondientes familiares.
No sólo eso, la imagen de Chirac paseando a Husseín por una de las dos plantas nucleares que le vendió y que posteriormente los israelíes destruyeron ante el temor de que en ellas se construyeran armas nucleares, es de nunca olvidar.
"Mi querido amigo. La negociación que tú sabes y la cooperación iniciada hace más de 12 años por nuestra iniciativa conjunta, en ese asunto de máxima importancia para la soberanía, independencia y seguridad de tu país…"
Y aunque parezca mentira, esas eran palabras del aquel entonces Primer Ministro Chirac en una carta dirigida al dictador iraquí. Por lo visto tenían una relación fantástica, lo suficientemente maravillosa como para que, en el momento de la intervención aliada en Irak, los franceses no sólo optaran por la imparcialidad, sino también por la postura más apaciguadora y antiamericana de Occidente, siguiendo el funcionamiento gaulliano de agradecimiento por la liberación de 1944.
Ahora Francia y Costa de Marfil están en pie de guerra, y la República francesa no gana una guerra desde los tiempos de Napoleón, ninguna, ni una sola. El Presidente de coalición con los rebeldes golpistas amenazó con algo peor que Vietnam. En Vietnam murieron unos 19.000 franceses en combate, algo peor es imposible, en teoría, sobre todo si se actúa bajo el mandato de las Naciones Unidas. Si no, el principal aliado de Chirac, ya que Husseín está en prisión, es el Canciller Schröeder, cuyo ejército, además de anticuado, no es profesional debido a la actual vigencia del Servicio Militar Obligatorio alemán, ya que el Gobierno socialista español espera que todo se resuelva a través del diálogo, porque el diálogo es la única forma racional de evitar conflictos de mayor envergadura. Haber llevado a cabo la teoría del diálogo hace 60 años y habría sido imposible. Los americanos presionaron ante la ONU a Irak por más de diez años y Husseín se burlaba de todos, mientras que Clinton, por su parte, cancelaba un afanoso golpe de Estado en el Irak de 1995, del que hablaré en otra ocasión. La postura española es de contraprestación, ganará votos dentro porque España es así, y perderá prestigio fuera, ante su principal aliado.
Ahora lo importante es poder ver las consecuencias y reacciones objetivas de primera mano. Como pudimos comprobar, no es que haya imparcialidad en los medios de comunicación sino, en este caso, un silencio absoluto.
Actualmente evitar el daño colateral es estadísticamente imposible, por más que se intente. La reacción civil marfileña fue la misma que la reacción civil iraquí, la misma estructura y el mismo funcionamiento. En Irak hay ya un asentamiento que se convirtió en guerrilla, lo que la CNN llama resistencia; mientras que en Costa de Marfil fue una reacción inmediata ante el asesinato de treinta civiles por parte de las tropas francesas que además se saldó con cien heridos. Murieron, sólo en la primera oleada, nueve soldados franceses. Y Chirac, lejos de las teorías socialistas de apaciguamiento moral, decidió responder en un ataque contra los aviones que habían atacado a las tropas francesas. Luego, en la ofensiva para hacerse con el aeropuerto de Abiyán, los helicópteros franceses eliminaron a tres manifestantes.
En España no han salido aún los artistas y los jóvenes universitarios a manifestarse en contra de la guerra imperialista en Costa de Marfil por parte de los fascistas galos. Ni lo harán, porque Francia no es los Estados Unidos, y porque que no vale la pena defender posturas falaces en este caso. Están, como siempre, en una redada lógica que lejos de hacerles reflexionar, les hará volverse ciegos, sordos y mudos para lo que les interesa.

Friday, November 05, 2004

Democracia y libertad, victoria republicana

La libertad es un valor póstumo que la gran mayoría, casi absoluta, de los humanos hemos defendido con el más grande afán de nostalgia. La libertad es una deuda que hoy, después de todo el ajetreo de nuestra civilización, seguimos teniendo con los Estados Unidos de América. La globalización moral, la primera idea de atravesar fronteras desde la aparición de nuestro modo de vida, surgió del anhelo de libertad y de la nobleza americana que decidió llevarla a cada uno de los lugares donde ha sido necesaria.

Como liberal europeo y objetivo, defendí la continuidad del actual Presidente Reelecto George W. Bush. Hay, y no está de más decirlo, muchas cosas en las que no he estado de acuerdo con él, por ejemplo, no creo que América sea cuestión de religión sino cuestión de libertad, pero puedo estar completamente convencido de que el Presidente Bush es la persona indicada para llevar a cabo tarea de exportación de la libertad en el mundo, como lo han hecho gran parte de los Presidentes estadounidenses.

En el terrorismo no hay descabezamiento, no hay fronteras, y sus víctimas no son sino los más inocentes. Ante el terrorismo hay sólo dos opciones claras: una es desertar y buscar el bienestar fácil y sencillo, cediendo libertad y soberanía individual, incitando, además, la conversión del mundo en un lugar infinitamente más peligroso; y la segunda, claro está, es acabar con él, cueste lo que cueste. Sobre todo si, en principio, se trata de una reacción en respuesta ante el asesinato de 2996 personas inocentes.

Una de las principales virtudes de América es el patriotismo nacional, en pocas palabras, el amor por la libertad. Kerry dijo, al aceptar su derrota, que lo importante al día siguiente de las elecciones, al despertar, todos iban a seguir siendo americanos y lo elemental en ese momento era unirse para lograr un país mejor. Creo yo que un país mejor es algo imposible. América está en la cima.

El patriotismo español es, para la gran mayoría, un pecado mortal, un símbolo de añoranza del régimen franquista. En Venezuela, por ejemplo y entre otros, el patriotismo es reaccionario, se ha convertido en una exaltación de amor a la patria contraría al Gobierno. El patriotismo estadounidense es inquebrantable y unánime.

El 6 de junio de 1944 murieron unos 5.000 aliados. Murieron en las playas de Normandía, y el agua del mar se tiñó de rojo por la sangre derramada por esos muchachos. Aquí no hay ironía, ni grandeza, ni mucho menos ficción. Lo que estoy contando es cierto. 5.000 jóvenes, en su mayoría estadounidenses, sólo en esa mañana. Es una cifra escalofriante, pero un año más tarde el continente europeo había sido completamente liberado del Nacional Socialismo alemán por las distintas naciones libres encabezadas por los Estados Unidos de América que esa mañana de junio habían desembarcado al norte de Francia. Y podría ponerme a citar páginas y páginas de Revel o de Mises, o cualquier filósofo visionario y liberal. Pero no sería suficiente para acabar si quiera con una mínima parte del antiamericanismo que hoy reina en nuestras sociedades, que agita nuestro modo de vida y que distorsiona nuestra forma de captar las cosas, anteponiendo siempre un fanatismo y una pasión basados en sofismas de mucho atractivo general y defendiendo, en la gran mayoría de los casos, una utopía que lo único que ha traído al mundo es la desgracia más grande contra el amor al ser, al individuo y a la libertad.

El antiamericanismo es uno de los peores prejuicios actuales, la sola exposición de la verdad es lo único necesario para proscribir dicha doctrina que hoy se está convirtiendo, además de en una moda, en un modo de vida.

Las elecciones estadounidenses las ganó la libertad, a diferencia de España, el terrorismo no tuvo voz alguna, sino que la voz del pueblo fue la que decidió que continuará la libertad ante el intento de chantaje y de animadversión de muchos hacia la sociedad y el modo de vida de Occidente, y principalmente de América. Por esa razón, ésta no podía ser una anotación normal como cualquier otra, comentando las razones de ser y las mentiras de los enemigos inconscientes de su propio modo de vida o machacando los prejuicios del actual Gobierno de España, esta anotación debía ser más. La victoria republicana abrió una gran brecha de esperanza entre quienes amamos la libertad, que nos confirma ya hoy que la gran América no cede, ni tiembla, ni huye ante nada. Y eso, estoy convencido, nos hace sentirnos mucho más seguros y libres. Y nuestra razón de ser, como individuos y como seres humanos es, y ha sido desde siempre, la idea y el amor a la Libertad.