____ ____ ____ ____ ____ Oliver Laufer: Nessum Dorma, moral y ética

Friday, November 19, 2004

Nessum Dorma, moral y ética

Lejos de radicalizarme, porque me he paseado un poco por el tema, voy a reflexionar algo sobre lo que he visto.

El liberalismo económico, ya lo dije antes, se sustenta en la realidad pura, o la que percibimos como la más última del contexto económico. Es algo que no se pone en duda, no dentro del entorno liberal, y quienes lo ponen en duda son todo menos racionales. La libertad tiene un funcionamiento científico amplísimo pero simple, y mientras queramos mejorar nuestra situación, colaboraremos incondicionalmente a mejorar la de los demás.

Ahora bien, el problema de la moral, si se le puede llamar problema, radica en que esta es subjetiva. Me refiero a que es subjetiva en cuanto al individuo, habiendo luego en la sociedad, una línea ética, por decirlo de algún modo, que equilibra lo que cada uno de los individuos entienden por acto moralmente correcto dentro de un mismo conjunto. Esa premisa simplemente colabora en teorizar que somos individuos con querencias, ideas y ambiciones completamente diferentes a las de los demás, y da a entender que es necesaria una tolerancia moral para todos los individuos, pero no para todos los casos.

Que unos entiendan por correcto lo que otros no, es completamente inevitable. Se puede, si al caso vamos, forzar a un individuo a que actúe de una manera determinada. En el ámbito moral, las personas, ya de por sí, sin ser forzadas a ello, captan lo que es correcto en la sociedad y actúan dentro de ese entorno para ser aceptadas en la misma. Lo que no se puede evitar es que haya alteraciones de lo que todos entendemos por correcto por parte de algunos individuos hostiles. He ahí la necesidad de ley y justicia. He ahí también, la necesidad de un Estado que observe e intervenga unicamente cuando sea necesario hacerlo. Los que niegan la propiedad privada (y también la estatal) se ven envueltos en un problema complejo, porque pueden entrar en conflictos y desorganización por cualquier mínimo percance, por ejemplo, el simple hecho de que dos personas, quieran habitar lo que se llamaría en este caso hábitat individual o espacio personal, etc, sin que esta propiedad pertenezca a ninguna persona; más precisamente, sin que esta propiedad pertenezca a alguien, o como quieren hacernos creer: que en esta doctrina la inexistente propiedad pertenece a todos. Si no existe la propiedad, no se puede convivir. Ese es uno de los primeros tópicos que debemos captar, y es imposible evitarlo. Tal vez el anarquismo sólo funcione en una pequeña comarca o aldea de veinte habitantes, pero incluso ahí habría conflictos. El anarcocapitalismo es actualmente inviable. En ficción sería interesante que en mil años, o en menos, funcione. Podrá ocurrir cuando hayamos evolucionado hasta convertirnos en seres perfectos que han acabado con los prejuicios y desbarajustes del subjetivismo ético del individuo. Pero es importante, por ahora, una organización y un control en los temas estrictamente necesarios por parte de un líder democrático. Así es en todos los casos. En todos los casos en los que no hay un tirano por medio.

Bakunin decía "que para hacer el bien debíamos concebirlo y amarlo, y no estar forzados a ello". En una sociedad racional donde se aplica la lógica, en una sociedad liberal, únicamente estamos forzados a no hacer el mal a los demás individuos y al entorno, porque hacer el mal es afectar a terceras personas. Los liberales creemos en la libertad individual, la recalcamos y la defendemos con todo el anhelo existente; pero por hacer el mal se entiende afectar a terceros, y eso sobrepasa las libertades del individuo, porque sobrepasa a la persona, y priva a otros de sus libertades y derechos limitando a su persona, y un individuo nunca, según los objetivistas o cualquiera que aplique un poco de lógica, puede hacer el uso de la fuerza contra otro, si no es para la autodefensa o la ayuda del prójimo. Nos invita a plantearnos incluso la moralidad de la guerra y hasta qué punto un conflicto bélico es moralmente correcto y hasta cuál no lo es.

La premisa de Bakunin también entra conflicto consigo en otros puntos. Según él, su utopía nos dice que no estamos forzados a hacer el bien. Ahora, tampoco nombra el mal, por lo que tampoco estaríamos forzados a hacerlo, o eso da a entender ya que no lo profundiza. Entonces, el que hace el mal en un sistema anarquista en la mayoría de los casos tiene que pagar sus actos, así sea a través de la venganza personal o a través de cualquier comportamiento primitivo animal que este sistema nos haría cometer, y eso sería, en cierto modo y dependiendo del caso, una forma de llevar la justicia ante un hecho determinado, y para entender la justicia son necesarias las leyes. Simplifico: para globalizar la justicia y hacerla compatible a todos, son necesarias las leyes, y éstas dependen de la moral, pero no de la moral del sujeto sino la moral global de nuestra sociedad, de esa línea ética que equilibra todo lo que cada individuo entiende por correcto. ¿Y qué pasa con los individuos hostiles que entienden por bien algo completamente distinto a los demás miembros del entorno o que simplemente no desean hacer el bien? Los que no hacen el bien, o sea, quienes hacen el mal, serían forzados por otros a hacer el bien. O es una opción o la otra, no hay una tercera vía, porque la tercera vía es la avenencia entre el bien y el mal, y eso impide que exista la convivencia. Hay quienes violarían las leyes, lo que unos entienden por leyes porque en este sistema no existen las leyes. Pero sí existen, al fin y al cabo, quienes violarían la línea ética a la que todos estamos sometidos por acuerdo casi absoluto, y entre el bien y el mal, como dijo Aristóteles, no existe el equilibrio. Y si no hay equilibrio, el sistema anarquista es absolutamente inviable y no puede, por más que se quiera, funcionar bajo el modo de vida humano.

Ahora, hay también quienes defienden el anarco-comunismo, y ese ya es el punto más absurdo de la concepción política humana, porque se entra en el más puro e irónico principio de contradicción. No se puede creer en la libertad utópica más lejana y, a su vez, en el absolutismo igualitario incondicional. Son términos completamente opuestos, y quien sea lo suficientemente absurdo para defenderlos, debe al menos hacerlo con uno y no con ambos. Aunque saber que existen individuos que defienden paralelamente, o más bien mezclan ambas doctrinas, nos permite ver lo subjetiva e irracional que puede llegar a ser la mente de los antiliberales.

Más irónico aún es que cuando mezclamos alguna de estas dos utopías doctrinarias con el liberalismo económico, no hay tanto conflicto entre el polo extremo y nuestra doctrina, porque existe un equilibrio, imperfecto claro está, ya que el liberalismo tiene su propio punto medio, pero no menos caótico que la imperfección absoluta del anarquismo puro o el comunismo puro, o la ilógica mezcla de ambos. Que haya quienes creen en el anarcocapitalismo o en la socialdemocracia keynesiana ya es otra cosa según algunos ojos, de hecho la socialdemocracia es una reacción evolutiva del marxismo al liberalismo, que por ahora se ha quedado a medias, en otra oportunidad hablaré de esto. Los fallos de la socialdemocracia ya se han demostrado porque se ha puesto en práctica. Esta conlleva a la supresión de ciertas libertades y eso impide que las sociedades avancen. Pero en ello no voy a profundizar ahora. Por el momento esto me es suficiente, luego intentaré hablar de la ética interior del liberalismo moral, que era de lo que en principio iba a escribir, pero me desvié en algo. Que ironía.

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