Las mentiras del Katrina
A primera vista cualquiera que se interese en lo mínimo por la catástrofe del Katrina sacará a relucir el ya tan típico chivo expiatorio europeo. Incluso yo, los primeros días no me lo podía creer. La realidad es clara. América está pagando las consecuencias de haber contaminado el planeta hasta dejarlo sin aire, naturaleza y animales. Además, su política económica ultraneoliberal, ha convertido al Estado en un pequeño niño desnutrido sin dinero para asumir gastos y cuyas últimas reservas se destinaron a la guerra de Irak donde murieron otros cien mil niños inocentes por petróleo, para que Bush hiciera negocios. Todo cobra sentido. En Nueva Orleáns el gobierno federal reaccionó sumamente tarde y murieron otras cien mil personas, sobre todo porque eran negros y muchos miembros del gobierno (entre ellos Condoleezza Rice, secretaria de Estado afro-americana natural de Louisiana, Carlos Gutierrez, secretario de Comercio, cubano de nacimiento, Elaine Chao, asiático-americana y secretaria de Trabajo y Alberto Gonzales, secretario de Justicia, latino) son miembros del KKK. Los aliados de las civilizaciones lo dicen alto y claro: ha sido un castigo de Alá. Y de haber ocurrido en España, el gobierno y sus fuerzas de seguridad habrían reaccionado de la forma indicada. Es una prueba más de la incompetencia de Bush.
Pero la verdad, muy a pesar de Europa, es otra:
Katrina: información y reacción.
La población de Nueva Orleáns en 2000 alcanzaba los 484.674 habitantes, de los cuales unos 400.000 eran afroamericanos mientras que los restantes de raza blanca. Y el gobierno federal, antes que del KKK, parece de Benetton.
Tres días antes del Katrina, el gobierno federal informó a la alcaldía regional y al gobierno del Estado que Nueva Orleáns debía ser completamente desalojada. A partir de ahí la gestión del alcalde fue un completo desastre. Los autobuses con los que se debía realizar la evacuación, no fueron utilizados a su máximo rendimiento, algunos ni fueron utilizados. Cientos de autobuses terminaron quedándose en la ciudad. El alcalde Magin era el responsable de llevar a cabo la evacuación. Además de que asumió responsabilidades, la evacuación era competencia de la alcaldía. La oficina de emergencia del alcalde y el gobierno de Louisiana se pusieron manos a la obra y mantuvieron contacto directo con el Centro Nacional de huracanes ¡No era competencia del gobierno federal! Pero asimismo Bush telefoneó a la gobernadora para que aceleraran el paso y además se quiso mantener constantemente informado de la situación. Según el alcalde “la ciudad de Nueva Orleáns va a utilizar todos los recursos disponibles para poder realizar una evacuación segura y rápida de las zonas afectadas.” Pues bien, la ciudad tenía suficientes autobuses de tránsito y escolares para desalojar a 12.000 personas. Pero el alcalde no los quiso utilizar. Doce mil se quedaron, gran parte decide quedarse.
Consecuecias.
La catástrofe es colosal. Y siendo una ciudad con una población reducida, el equipo de Magin se vio incapaz de realizar la evacuación correctamente. Supuestamente se evacuan a 500.000 personas, muchas (curiosamente más de la población total en 2000). La ineficiencia del trabajo empieza a dar sus frutos. El alcalde calcula que habrá unos 10.000 muertos. Magin dice antes de la tragedia que “se llevarán a cabo acciones especiales para evacuar a las personas que no se puedan valer por sí mismas, o que requieran asistencia médica.” Pero descubren que muchos enfermos fueron abandonados en los hospitales. Aparecen 45 cadáveres en el Memorial Medical Center.
La evacuación de Houston es asombrosa. En pocas horas logran escapar de la ciudad cinco millones de personas, nueve veces más que la población de Nueva Orleáns. Todo funciona perfectamente. Al mismo tiempo, el Gobierno federal envía a Louisiana a la Guardia Nacional para que colabore en el reestablecimiento del orden y con las labores de rescate. Pero la gobernadora se niega, dice que no necesita ahí a la Guardia Nacional. Los refugiados son enviados por el alcalde al Superdome y al Convention Center, sin seguridad, sin provisiones, ni agua ni comida. La situación se agrava y los saqueos y la delincuencia van en aumento.
La misma gobernadora que se niega a recibir a la NG un par de días antes, le suplica a Bush 40.000 efectivos de estas fuerzas. El gobierno accede y logran estabilizar la situación. El Estado raquítico lanza un programa benéfico para Nueva Orleáns. El sector privado, entre particulares y empresas, dona doscientos millones de dólares para afrontar la catástrofe. Instituciones benéficas, como el Ejército de Salvación, la Cruz Roja y miles de voluntarios, se establecen en el lugar. Beneficencia y humanismo, nada de Estado de bienestar, ni mucho menos parasitismo.
El gobierno aprueba un presupuesto estatal enorme para la tragedia, pero los particulares, el sector privado, sin que nadie les obligue ya ha dado bastante. Asimismo, se comienzan las labores de reconstrucción. El área afectada ocupa 90.000 millas cuadradas. Es decir, 144.840 kilómetros cuadrados, y además, pocos días más tarde le sigue otro huracán, pero la Nación curiosamente resiste.
De los 10.000 muertos que estimó el alcalde murieron tan sólo 964. Pero fueron 964 muertes perdidas innecesariamente, gracias a su magnífica gestión con ayuda de la gobernadora, ambos demócratas. Y gracias también a esa malévola idea americana de que “uno es dueño de sí mismo”. Así que no se pudo hacer nada con los ultra-utilitarias afroamericanos que se quisieron quedar.
España y Venezuela.
Lourdes Muñoz planeó escapar de Nueva Orleáns con su familia por vía aérea el día 28, pero como era de esperar, todos los vuelos estaban cancelados. Intentan buscar otro vuelo o incluso alquilar un coche pero todo está cerrado. En el Ministerio de Exteriores –el español-, le aconsejan quedarse en el Hotel, ya que un edificio grande puede aguantar el huracán. Hacen caso. Y me imagino que esperan a que el señor Keynes les toque la puerta de la habitación para ser desalojados en un espacioso autobús rojo, propiedad del Estado. Aunque lamentablemente no fue así, y tuvieron que experimentar eso que llaman autosuficiencia, y como buenos españoles que son, hicieron buen uso de su parasitismo: antes que nada debemos mantener nuestro estado de bienestar, no perdamos el control, como bien dijo el ministerio ¡quedémonos aquí! Y se quedaron.
De haber ocurrido la catástrofe en España habríamos muerto todos. Tan sólo se hubieran salvado las comunidades de la península cantábrica y habríamos tenido que escapar a Portugal en nuestro consorcio de autobuses. El presupuesto destinado a las subvenciones cinematográficas se habría destinado a las bolsas negras para cadáveres. Y muy probablemente, a consecuencia de ello, se habría producido una huelga en el sector audiovisual. Pero no pasó aquí, por suerte. Por suerte, repito, pasó en EE.UU. En azul la zona debastada por Katrina
Chávez obviamente criticó la acción de Bush. Pues bien, para diciembre de 1999 Venezuela se enfrentó a la peor catástrofe natural de su historia. Llovió durante tres días en el Estado Vargas y el presidente, antes que preparar una evacuación se mantuvo en vilo: eran las elecciones presidenciales y Vargas tiene una mayoría chavista. No convenía cerrar los colegios electorales.
La lluvia según algunas cifras sitúa a las víctimas en más de diez mil. El sector privado fue el más competente: todo el que tenía helicóptero, un todoterreno o una moto colaboró en la búsqueda. Pero el Estado se vio incapaz de asumir las consecuencias, al igual que en Estados Unidos, como bien dicen. Qué contradictorio.
Pero la verdad, muy a pesar de Europa, es otra:
Katrina: información y reacción.
La población de Nueva Orleáns en 2000 alcanzaba los 484.674 habitantes, de los cuales unos 400.000 eran afroamericanos mientras que los restantes de raza blanca. Y el gobierno federal, antes que del KKK, parece de Benetton.
Tres días antes del Katrina, el gobierno federal informó a la alcaldía regional y al gobierno del Estado que Nueva Orleáns debía ser completamente desalojada. A partir de ahí la gestión del alcalde fue un completo desastre. Los autobuses con los que se debía realizar la evacuación, no fueron utilizados a su máximo rendimiento, algunos ni fueron utilizados. Cientos de autobuses terminaron quedándose en la ciudad. El alcalde Magin era el responsable de llevar a cabo la evacuación. Además de que asumió responsabilidades, la evacuación era competencia de la alcaldía. La oficina de emergencia del alcalde y el gobierno de Louisiana se pusieron manos a la obra y mantuvieron contacto directo con el Centro Nacional de huracanes ¡No era competencia del gobierno federal! Pero asimismo Bush telefoneó a la gobernadora para que aceleraran el paso y además se quiso mantener constantemente informado de la situación. Según el alcalde “la ciudad de Nueva Orleáns va a utilizar todos los recursos disponibles para poder realizar una evacuación segura y rápida de las zonas afectadas.” Pues bien, la ciudad tenía suficientes autobuses de tránsito y escolares para desalojar a 12.000 personas. Pero el alcalde no los quiso utilizar. Doce mil se quedaron, gran parte decide quedarse.
Consecuecias.
La catástrofe es colosal. Y siendo una ciudad con una población reducida, el equipo de Magin se vio incapaz de realizar la evacuación correctamente. Supuestamente se evacuan a 500.000 personas, muchas (curiosamente más de la población total en 2000). La ineficiencia del trabajo empieza a dar sus frutos. El alcalde calcula que habrá unos 10.000 muertos. Magin dice antes de la tragedia que “se llevarán a cabo acciones especiales para evacuar a las personas que no se puedan valer por sí mismas, o que requieran asistencia médica.” Pero descubren que muchos enfermos fueron abandonados en los hospitales. Aparecen 45 cadáveres en el Memorial Medical Center.
La evacuación de Houston es asombrosa. En pocas horas logran escapar de la ciudad cinco millones de personas, nueve veces más que la población de Nueva Orleáns. Todo funciona perfectamente. Al mismo tiempo, el Gobierno federal envía a Louisiana a la Guardia Nacional para que colabore en el reestablecimiento del orden y con las labores de rescate. Pero la gobernadora se niega, dice que no necesita ahí a la Guardia Nacional. Los refugiados son enviados por el alcalde al Superdome y al Convention Center, sin seguridad, sin provisiones, ni agua ni comida. La situación se agrava y los saqueos y la delincuencia van en aumento.
La misma gobernadora que se niega a recibir a la NG un par de días antes, le suplica a Bush 40.000 efectivos de estas fuerzas. El gobierno accede y logran estabilizar la situación. El Estado raquítico lanza un programa benéfico para Nueva Orleáns. El sector privado, entre particulares y empresas, dona doscientos millones de dólares para afrontar la catástrofe. Instituciones benéficas, como el Ejército de Salvación, la Cruz Roja y miles de voluntarios, se establecen en el lugar. Beneficencia y humanismo, nada de Estado de bienestar, ni mucho menos parasitismo.
El gobierno aprueba un presupuesto estatal enorme para la tragedia, pero los particulares, el sector privado, sin que nadie les obligue ya ha dado bastante. Asimismo, se comienzan las labores de reconstrucción. El área afectada ocupa 90.000 millas cuadradas. Es decir, 144.840 kilómetros cuadrados, y además, pocos días más tarde le sigue otro huracán, pero la Nación curiosamente resiste.
De los 10.000 muertos que estimó el alcalde murieron tan sólo 964. Pero fueron 964 muertes perdidas innecesariamente, gracias a su magnífica gestión con ayuda de la gobernadora, ambos demócratas. Y gracias también a esa malévola idea americana de que “uno es dueño de sí mismo”. Así que no se pudo hacer nada con los ultra-utilitarias afroamericanos que se quisieron quedar.
España y Venezuela.
Lourdes Muñoz planeó escapar de Nueva Orleáns con su familia por vía aérea el día 28, pero como era de esperar, todos los vuelos estaban cancelados. Intentan buscar otro vuelo o incluso alquilar un coche pero todo está cerrado. En el Ministerio de Exteriores –el español-, le aconsejan quedarse en el Hotel, ya que un edificio grande puede aguantar el huracán. Hacen caso. Y me imagino que esperan a que el señor Keynes les toque la puerta de la habitación para ser desalojados en un espacioso autobús rojo, propiedad del Estado. Aunque lamentablemente no fue así, y tuvieron que experimentar eso que llaman autosuficiencia, y como buenos españoles que son, hicieron buen uso de su parasitismo: antes que nada debemos mantener nuestro estado de bienestar, no perdamos el control, como bien dijo el ministerio ¡quedémonos aquí! Y se quedaron.
De haber ocurrido la catástrofe en España habríamos muerto todos. Tan sólo se hubieran salvado las comunidades de la península cantábrica y habríamos tenido que escapar a Portugal en nuestro consorcio de autobuses. El presupuesto destinado a las subvenciones cinematográficas se habría destinado a las bolsas negras para cadáveres. Y muy probablemente, a consecuencia de ello, se habría producido una huelga en el sector audiovisual. Pero no pasó aquí, por suerte. Por suerte, repito, pasó en EE.UU. En azul la zona debastada por Katrina
Chávez obviamente criticó la acción de Bush. Pues bien, para diciembre de 1999 Venezuela se enfrentó a la peor catástrofe natural de su historia. Llovió durante tres días en el Estado Vargas y el presidente, antes que preparar una evacuación se mantuvo en vilo: eran las elecciones presidenciales y Vargas tiene una mayoría chavista. No convenía cerrar los colegios electorales.
La lluvia según algunas cifras sitúa a las víctimas en más de diez mil. El sector privado fue el más competente: todo el que tenía helicóptero, un todoterreno o una moto colaboró en la búsqueda. Pero el Estado se vio incapaz de asumir las consecuencias, al igual que en Estados Unidos, como bien dicen. Qué contradictorio.
2 Comments:
Señor laufer, los venezolanos se han preocupado mucho más por los problemas de EUA con repecto a Katerina que de sus propios problemas. Muchos en Caracas incluso opinan sobre la ineptitud del gobierno de Bush sobre las medidas tomadas para abordar el desastre, pero los muertos de Vargas han pasado desde hace rato al plano del olvido. Cuando transitas por Vargas hoy en día piensas que ha quedado congelado en el tiempo, todo está exactamente igual de acabado y destruido a escasas horas de la trajedia, pero aqui en Venezuela tenemos algo a favor, si alguien se atreve a asesinar a Chávez a los poco días ya nos habremos olvidado de su muerte.
No entiendo ¿A cuálsarcasmo te refieres? tú mejor que nadie conoces la ironía de mis anotaciones. Desde siempre, de toda la vida. No es algo nuevo. No es sarcasmo, ni una retórica morbosa o el disfrute de una catástrofe. ¿Crees que si me sintiera bien por las muertes injustificadas de inocentes en todas partes, escribiría lo que escribo y sacaría a relucir todo lo que saco? Nunca.
Aquí en España la prensa nos bombardeó con mentiras, fue impresionante. Mi familia y yo no nos lo podíamos creer. El gobierno español aseguró que era más competente que el americano para llevar a cabo una evacuación (¿de cuántos? ¿30 millones de españoles?) y que habría podido destinar más a la catástrofe de lo que el gobierno federal americano, lo hizo. Yo estaba impresionado, no entendía como podía estar pasando eso ahí.
En América, como bien sabrás, y el Republican P. siempre se han caracterizado pordefender eso que llaman "Gobierno limitado", lo cual implica un recorte enorme del presupuesto, reducción de impuestos, autonomía de los ciudadanos, etc, etc, etc. Las personas planifican, no los gobiernos. Allá el gasto público, es algo "sumamente desconocido".
Pero fuera del tema, además del bombardeo de la prensa española, salen los ecologistas diciendo que ""el huracán era una consecuencia de la negativa americana a firmar el protocolo de Kioto.""
Estudia la premisa, por favor. Porque a mí me deja asombrado, ¿la naturaleza se puso de acuerdo para atacar a EEUU? ¿Fue Dios?, eso supera con creces mis límites.Oviamente a este punto empecé a dudar sobre lo acontecido y junto a mi familia comenzamos a investigar un poco más el tema. Pero la cosa no acaba ahí, viene más.
En España comienzan a decir que EE.UU. debe subir impuestos para asumir los gastos y que debe retirar a sus soldados de Irak porque las arcas están por los suelos. No sé si mentían o se equivocaban. O es tal el antiamericanismo, que simplemente nacía de su interior más profundo. No sé si conoces España, pero si has venido me imagino que el odio a EE.UU. aquí es tan grande como en Oriente Medio. Los jóvenes universitarios queman banderas americanas y la prensa, salvo algunos medios, ataca a EE.UU. desde cualquier ángulo, sea lo defendible que sea.
Otra cosa que decían es que el gobierno no envió a su ejército porque están todos destinados en Irak ¡Dios Mio! pero si la GN está por completo en USA. Pero si la gobernadorade Louisiana, Kathleen Blanco, le dijo a Bush que "no quería a su GN ahí, que no la necesitaba. Y al ver los saqueos -ya te comentaré lo que se dijo en España sobre ellos- le suplicó a Bush los GN.
En España llega otra falacia. El Katrina demuestra "la agresividad del pueblo americano", en vez de ser una Nación cooperativa se matan los unos a los otros". ¿Tú que crees? échale un ojo a la historia, incluso a la historia más reciente. En los atentados terroristas de Madrid los jóvenes salieron con banderas republicanas y comenzaron a tirar piedras contra las oficinas del gobierno y a quemar banderas de USA, mientras gritaban al unísono "vosotros fascistas sois los terroristas". O que digan que "esjustificable el terrorismo algunas veces, sólo hay que ver las razones de por qué lo hacen" o que digan "esos malditos fascistas británicos se merecían su atentado" PORQUE ME LO HAN DICHO. Efectivamente son tan agresivos los americanos que decidieron enfrentarse a sus secuestradores antes que el avión se estrellara contra el Capitolio. Y lo lograron. O simplemente baste subir 115 pisos mojados por combustible de avión mientras dos mil personas bajan contramarea. Y en vez de gritarte "fascista asesino" te dicen "Que dios te bendiga, suerte".
Quiero que entiendas que lo que la gente llamaría crítica de la izquierda es simplemente crítica de Europa. Y es cada día más medieval, envidiosa, oscura y sin fundamento.
Pero llegó la otra mentira de los medios de comunicación:
"Están dejando que la gente muera porque son negros." Los medios de comunicación lo resaltan "sólo dejaron a los negros".
Y sale la juventud universitaria: el gobierno de Bush es el Ku Kux Klan, y mientras aquí matan a patadas a un moro por saltarse la frontera ahí el gobierno es del KKK. ¿Tú crees que sea así? "El abuelo de Bush se hizo millonario vendiendo petróleo a Hitler", etc, etc.
Es el país más diverso del mundo, yes el gobierno más diverso del mundo. Mientras que aquí te dejan de hablar porque eres un "sudaka", ahí los sudakas son ministros.
Y llega la mentira más poderosa de todas, la comunidad musulmana afirma "es un castigo de Alá".
Los jóvenes españoles afirman "se lo merecen". ¿pensaron eso los americanos cuando nos pusieron bombas en la red de cercanías?, no lo creo.
Y el gobierno dice, "nosotros lo habríamos hecho mejor". ¡España habría quedado destruida totalmente. Incluso el gobierno se habría hundido, en su vasito de agua.
Luego salen a la luz las ineficiencias de la alcaldía y la gobernación, los españoles se alegran por los "10 mil muertos" que por suerte no fueron ni mil. Y que lo que debía hacer el Estado regional, por ser un país descentralizado, se lo tiraron encima al gobierno federal. Además de que el gobierno ya les había dicho "desen prisa, Houston lo hace de maravilla aunque son cinco millones más, y miren por donde van ustedes". Y que ofrecieron y senegaron a sus ofrendas, y que apuraron e hicieron caso miso a sus prisas.
¿Y crees que a esta altura me sigo tragando esa mentira? No puedo, por muy sutil que sea, no puedo.
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