101 años de aviación, capitalismo y libertad
Hace 101 años a dos fabricantes de bicicletas de Carolina del Norte se les ocurría la disparatada idea de construir una máquina voladora. Los hermanos Wilbur y Orville Wright cambiaron el mundo. El Flyer, que así se llamó su primer avión, fue el precursor de toda una industria, la que hoy rige a los medios de transporte. Y así, en menos de un día podemos estar en cualquier lugar del planeta. Los aviones son el medio de transporte más seguro y rápido que se ha inventado. Y en la lucha por la libertad, la aviación ha tenido un papel decisivo.
La aeronáutica demuestra la destreza del potencial humano por el progreso. Nacieron miles de industrias privadas que construían aeroplanos y miles de aerolíneas privadas que los compraban para llevar a los volátiles humanos del siglo XX de paseo por todo el mundo. Desde sus inicios, la aviación ha sido hija del capital privado, y las consecuencias, para todos, han sido más que positivas. Hoy compañías como Boeing o Airbus tienen mercados amplísimos y gozan de una limpia competencia en todo el mundo. No sólo son un medio de transporte rápido: en los últimos años los fabricantes de aviones se han interesado antes que nada en la seguridad del pasajero, en la reducción de costes y en el cuidado del medio ambiente. Cada día se crean aviones más limpios, rápidos y, antes que nada, más seguros.
Las compañías aéreas de propiedad estatal han sido lanzadas al mercado privado. Las que no lo han hecho se han visto obligadas a disminuir plantillas, vender aviones y en algunos casos cerrar, dejando a cientos de desempleados. Las compañías públicas que sí han pasado a manos privadas, han visto la oportunidad de crecer y extenderse a lo largo de los distintos países; de hecho, muchas compañías han optado por fusionarse, y los beneficios, para quienes han aportado el capital y para quienes consumen recorriendo el mundo, han sido maravillosos.
La reducción de costes en la fabricación aeronáutica y la modernización informática que ha permitido una disminución de tripulantes, han abierto las puertas a muchas nuevas pequeñas compañías aéreas que, dando un servicio más austero al pasajero a cambio de precios muy bajos, han logrado estremecer las curvas de demanda y oferta de las grandes compañías aéreas, las cuales aún no dejan de perder sus colosales beneficios. No es sólo para los grandes magnates de la economía. Ahí actúan todos y ganan todos: tanto los pequeños como los grandes empresarios. Y todos obtienen beneficios, tanto los viajeros demandantes de un placer único y un servicio inimaginable y los oferentes, que se enriquecen de la evolución del Flyer y la ingeniosa mente humana.
Cuando Europa era víctima del Nacional Socialismo Nazi y estaba sumergida en una guerra espeluznante, Gran Bretaña logró salvarse de la invasión fascista gracias a unos pocos pilotos, que día a día, se subían a un avión para enfrentarse a los invasores alemanes. La batalla de Inglaterra la ganó la RAF, Churchill lo dijo una y otra vez: Jamás en el ámbito de los conflictos humanos, tantos han debido tanto a tan pocos. Y no se equivocaba. En la liberación de Europa, que comenzó el 6 de junio de 1944, la aviación tuvo un papel decisivo en el desarrollo del conflicto, casi diez mil paracaidistas saltaron desde los C-47 en la Francia ocupada. Los C-47 eran los modelos militares del DC-3, creado por Douglas, una compañía privada norteamericana que colaboró con el ejército en la Segunda Guerra Mundial.
Al finalizar la guerra, los comunistas soviéticos cerraron el paso de transportes hacia todo Berlín para que los aliados, que cada día daban mayor autonomía y libertad al pueblo alemán, no pudieran suministrar alimentos y víveres al Berlín occidental. El suministro continuó a través de la aviación. Cada día cientos de aviones volaron a las zonas cercadas y suministraron todo el material necesario para la supervivencia de la población de la Alemania libre.
La aviación lamentablemente ha servido de arma para los asesinos en masa, para los terroristas, enemigos de la libertad. Pero eso no es obstáculo para el progreso de un invento occidental, que cada día nos lleva más lejos, tanto empírica como intelectual y científicamente.
Ya adentrados en la guerra fría fuimos al espacio, y se nos ocurrió la extraña idea de irnos a la luna. Y así hicimos. Poco más de sesenta y cinco años después del invento del Flyer, que casi era de papel, dábamos un gran paso en la historia de la Humanidad poniendo un pie humano en la luna por obra y gracia de los Estados Unidos de América.
Pero no fue hasta el 21 de junio de 2004 cuando la primera nave espacial de capital privado, el Space Ship One, salía de la atmósfera terrestre y se daba un paseo por el espacio exterior. Lo que implica el inicio de una nueva era de turismo espacial, sólo posible a través del capital privado, que en unos años reducirá los costes de esta actividad tan utópica y podremos viajar por el espacio a precios muy bajos, dentro de una gran competencia de compañías espaciales y fabricantes de naves espaciales.
La aeronáutica ha traído un gran desafío al intelecto humano y lo hemos sabido superar. Desde el Flyer esta industria siempre ha estado ligada a la idea de libertad, en todos los sentidos. Libertad de volar, libertad económica y libertad para el mundo. Además, ha contribuido a la mejora de nuestro modo de vida de una manera impresionante. Somos capaces de construir aparatos, que por el cielo, nos llevan a cualquier rincón del mundo en cuestión de horas. Hoy se cumplen 101 años de aviación. Y esa, como siempre, es la esencia del liberalismo, la esencia del progreso y la esencia de la libertad. Que doctrina de fabulosa defendemos, liberales.
La aeronáutica demuestra la destreza del potencial humano por el progreso. Nacieron miles de industrias privadas que construían aeroplanos y miles de aerolíneas privadas que los compraban para llevar a los volátiles humanos del siglo XX de paseo por todo el mundo. Desde sus inicios, la aviación ha sido hija del capital privado, y las consecuencias, para todos, han sido más que positivas. Hoy compañías como Boeing o Airbus tienen mercados amplísimos y gozan de una limpia competencia en todo el mundo. No sólo son un medio de transporte rápido: en los últimos años los fabricantes de aviones se han interesado antes que nada en la seguridad del pasajero, en la reducción de costes y en el cuidado del medio ambiente. Cada día se crean aviones más limpios, rápidos y, antes que nada, más seguros.
Las compañías aéreas de propiedad estatal han sido lanzadas al mercado privado. Las que no lo han hecho se han visto obligadas a disminuir plantillas, vender aviones y en algunos casos cerrar, dejando a cientos de desempleados. Las compañías públicas que sí han pasado a manos privadas, han visto la oportunidad de crecer y extenderse a lo largo de los distintos países; de hecho, muchas compañías han optado por fusionarse, y los beneficios, para quienes han aportado el capital y para quienes consumen recorriendo el mundo, han sido maravillosos.
La reducción de costes en la fabricación aeronáutica y la modernización informática que ha permitido una disminución de tripulantes, han abierto las puertas a muchas nuevas pequeñas compañías aéreas que, dando un servicio más austero al pasajero a cambio de precios muy bajos, han logrado estremecer las curvas de demanda y oferta de las grandes compañías aéreas, las cuales aún no dejan de perder sus colosales beneficios. No es sólo para los grandes magnates de la economía. Ahí actúan todos y ganan todos: tanto los pequeños como los grandes empresarios. Y todos obtienen beneficios, tanto los viajeros demandantes de un placer único y un servicio inimaginable y los oferentes, que se enriquecen de la evolución del Flyer y la ingeniosa mente humana.
Cuando Europa era víctima del Nacional Socialismo Nazi y estaba sumergida en una guerra espeluznante, Gran Bretaña logró salvarse de la invasión fascista gracias a unos pocos pilotos, que día a día, se subían a un avión para enfrentarse a los invasores alemanes. La batalla de Inglaterra la ganó la RAF, Churchill lo dijo una y otra vez: Jamás en el ámbito de los conflictos humanos, tantos han debido tanto a tan pocos. Y no se equivocaba. En la liberación de Europa, que comenzó el 6 de junio de 1944, la aviación tuvo un papel decisivo en el desarrollo del conflicto, casi diez mil paracaidistas saltaron desde los C-47 en la Francia ocupada. Los C-47 eran los modelos militares del DC-3, creado por Douglas, una compañía privada norteamericana que colaboró con el ejército en la Segunda Guerra Mundial.
Al finalizar la guerra, los comunistas soviéticos cerraron el paso de transportes hacia todo Berlín para que los aliados, que cada día daban mayor autonomía y libertad al pueblo alemán, no pudieran suministrar alimentos y víveres al Berlín occidental. El suministro continuó a través de la aviación. Cada día cientos de aviones volaron a las zonas cercadas y suministraron todo el material necesario para la supervivencia de la población de la Alemania libre.
La aviación lamentablemente ha servido de arma para los asesinos en masa, para los terroristas, enemigos de la libertad. Pero eso no es obstáculo para el progreso de un invento occidental, que cada día nos lleva más lejos, tanto empírica como intelectual y científicamente.
Ya adentrados en la guerra fría fuimos al espacio, y se nos ocurrió la extraña idea de irnos a la luna. Y así hicimos. Poco más de sesenta y cinco años después del invento del Flyer, que casi era de papel, dábamos un gran paso en la historia de la Humanidad poniendo un pie humano en la luna por obra y gracia de los Estados Unidos de América.
Pero no fue hasta el 21 de junio de 2004 cuando la primera nave espacial de capital privado, el Space Ship One, salía de la atmósfera terrestre y se daba un paseo por el espacio exterior. Lo que implica el inicio de una nueva era de turismo espacial, sólo posible a través del capital privado, que en unos años reducirá los costes de esta actividad tan utópica y podremos viajar por el espacio a precios muy bajos, dentro de una gran competencia de compañías espaciales y fabricantes de naves espaciales.
La aeronáutica ha traído un gran desafío al intelecto humano y lo hemos sabido superar. Desde el Flyer esta industria siempre ha estado ligada a la idea de libertad, en todos los sentidos. Libertad de volar, libertad económica y libertad para el mundo. Además, ha contribuido a la mejora de nuestro modo de vida de una manera impresionante. Somos capaces de construir aparatos, que por el cielo, nos llevan a cualquier rincón del mundo en cuestión de horas. Hoy se cumplen 101 años de aviación. Y esa, como siempre, es la esencia del liberalismo, la esencia del progreso y la esencia de la libertad. Que doctrina de fabulosa defendemos, liberales.
5 Comments:
Zapatero. :)
http://www.coxandforkum.com/archives/WrightBrothers2003-X.gif
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HE revisado el blog y me parece que no es más que un espacio de propaganda. Cuandos e toma una postura coherente con los derechos humanos no se ataca sólo a los países con tal signo político, porque acá se alaba al capitalismo y se echa abajo cualquier sistema diferente, siendo que si el falso socialismo ha matado el capitalismo lleva más tiempo haciéndolo, a más gente y con una hipocrecía que raya en la esquizofrenia.
Defender los derechos de niños y pobres no debe utilizarse como propaganda para exaltar al capitalismo. Me parece lamentable.
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